Opinión

Acuerdo de conformidad

El contable de las sociedades de Urdangarin y Torres ha dado una vuelta de tuerca más al caso al llegar a un acuerdo de conformidad con la fiscalía y enviar un informe a Horrach en el que desvela el funcionamiento interno de ese entramado societario. Afirma que se emitían facturas falsas, que se utilizaban paraísos fiscales para conseguir pagar menos a Hacienda, que se utilizaban las influencias para lograr contratos y que eran Torres y Urdangarin quienes tomaban las decisiones.

El testimonio de Marco Antonio Tejeiro, mucho más que un contable no solo por su formación sino porque es hermano de la mujer de Torres, aparentemente beneficia a la Infanta Cristina pues coloca toda la responsabilidad en Urdangarin y Torres; pero no es exactamente así: que haya llegado a un acuerdo de conformidad con el fiscal no significa que ni él ni la infanta puedan respirar tranquilos. Siempre se investigan los términos recogidos en el informe o testimonio de quien pacta con la fiscalía para lograr una mejoría de su situación penal. Castro y Horrach tendrán en cuenta las informaciones de Tejeiro, pero harán las comprobaciones pertinentes. Entre otras razones, porque en el transcurso de la instrucción ha habido testigos que aseguraban que Tejeiro intervino activamente en la creación de las sociedades, e incluso fue quien sugirió que se incluyera a la Infanta Cristina en alguna de ellas sociedades para garantizar así –creía- un control menos rigurosos de las entidades correspondientes.

La Infanta Cristina negó desde el primer momento que conociera las interioridades de los negocios de su marido, con el que tenía y tiene una relación de plena confianza hasta el punto de que aún cree que es víctima de una operación de acoso. En ningún momento se ha planteado –y debería haberlo hecho- que su marido ha mantenido durante años una actividad empresarial irregular, quizá delictiva, y que su empecinamiento en defenderlo contra viento y marea ha provocado un gran daño a la Corona y a su propia familia. Lo que no ve la Infanta, o no ha querido ver, por eso se encuentra en una situación tan comprometida, es que su marido no dudó en incluirla en las empresas que creó sabiendo cómo la comprometía.

El acuerdo de conformidad no salva a la Infanta, pero ayuda, porque afirma Tejeiro que solo Urdangarin y Torres tomaban decisiones. Que es lo que dice la defensa de la Infanta, que asegura que no intervenía en las decisiones empresariales y además no existe denuncia de la Agencia Tributaria por presunto delito fiscal. Pero no creamos en la bondad de Tejeiro ni en un presunto afán de cooperar en la defensa de doña Cristina: con su acuerdo de conformidad pretende salvarse él y salvar a su hermana, también imputada.

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