Opinión

Importan los números

Se ha recordado hasta la saciedad la frase del asesor de Clinton que posiblemente le hizo ganar las elecciones: “Es la economía, estúpido”. Pues aquí y ahora, en esta España con las elecciones más abiertas de su historia democrática, los candidatos no dudan ya que es la economía la que manda, la que influye, la que puede ser decisiva para alzarse con el triunfo o hundirse en los infiernos de la oposición.

Rajoy recuerda mañana y tarde, por tierra mar y aire, los números que encontró al llegar al gobierno y los que ha conseguido en estos cuatro años, lanza nuevas propuestas que tienen como único objetivo tentar a los indecisos o a quienes dicen –dicen- que se apuntan a la abstención.

Además de eliminar la cuota a la seguridad en los primeros 500 euros de un contrato indefinido, anuncio de la semana pasada, promete ahora eliminar el IRPF a los mayores de 65 años que quieran seguir trabajando y no tengan un sueldo exagerado, o a quienes logren su primer empleo.

Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias abogan por subidas de salario mínimo, reformas laborales, incremento de subvenciones o mayores ayudas sociales en mayor o menor grado y con mayor o menor concreción, y el candidato socialista ha tenido un importante gesto de sinceridad al advertir que no puede prometer una bajada de impuestos porque hoy por hoy no es viable. El Partido Popular ha respondido inmediatamente que sí se puede, porque la nueva situación económica, y la bajada de los intereses del pago de la deuda, permiten una mayor recaudación.

Cada partido trata de buscar el equilibrio entre lo que los ciudadanos esperan del gobierno y lo que es posible aprobar para cumplir con esas esperanzas. Siempre se ha dicho que en campaña se promete lo que los electores desean escuchar, aunque no siempre se cumplen esas promesas y la gente ya está curada de espanto.

Pero los equipos económicos hilan ya muy fino, conocen bien las cuentas aunque después de lo ocurrido con José Luis Rodríguez Zapatero puede suceder que no sean exactamente como el gobierno actual las presenta, y se andan con tiento antes de lanzar ideas que, de no cumplirlas, puedan provocar desconfianza hacia una clase política que con excesiva frecuencia se ha tomado los programas electorales a título de inventario.

Es una de las razones del desprestigio que hoy sufren los políticos, aparte de la corrupción, que en esta campaña aún no ha salido excesivamente a la palestra probablemente porque todos tienen vergüenzas que ocultar. Con la excepción de Ciudadanos, por su escasa trayectoria y porque se ha tomado muy en serio la bandera de la honradez.

Hasta los estúpidos perciben que lo que importa, ahora y siempre, es la economía. Algún día comprenderán también que el otro puntal de una sociedad avanzada es la educación. Pero aún falta mucho para que se dé a ese capítulo la importancia que requiere…

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