Opinión

Lo mejor: dejar atrás el 2015

Estamos dando un espectáculo lamentable”, ha declarado el ex lehendakari Patxi López. Se refería a la guerra interna que se vive en el PSOE y en la que aparece la peor cara de la familia socialista, pero lo lamentable afecta a toda la política en general.

El año que termina no pasará a la historia por su ejemplaridad, los únicos datos positivos se refieren al inicio de la remontada en el campo de la economía y a la creación de empleo, que hace pensar que si se mantiene la línea actual podría incrementarse aún más y dejaríamos definitivamente atrás una crisis que ha sido dolorosa, cruel.

En el 2015 ha aparecido la inestabilidad con toldas sus letras. La aparición de dos formaciones, Podemos y Ciudadanos, ha acabado con el bipartidismo que ha funcionado bien durante 40 años, con la alternancia entre PP y PSOE, y en ningún sitio se ha escrito que la aparición de nuevos partidos va a ser para mejor.

De momento, tras las elecciones del 20-D, se ha abierto un panorama muy complicado que hace presagiar convulsiones que provocarían unas nuevas elecciones. Que quizá darían aún más auge a una formación como Podemos que desde luego no es lo que necesita España. Pero el declive del PSOE de Pedro Sánchez ha potenciado un partido antisistema que podría convertir a Pablo Iglesias en líder de la oposición. Con todo lo que eso significa de pérdida de credibilidad como país sólido y fiable para los inversores.

Tampoco Rajoy ha sabido gobernar en tiempos de cólera, lidiando con la crisis económica y, al mismo tiempo, manteniendo la fortaleza de su partido. Eso ha provocado la aparición de Ciudadanos en el ámbito nacional, y un grupo parlamentario del PP que no alcanza, ni de lejos, la cota necesaria para gobernar sin problemas, negociando leyes por uno y otro lado, como hicieron todos los presidentes anteriores cuando se encontraron en minoría. Pero nunca tan escasa.

Y se deja atrás un año en el que se ha concretado la apuesta secesionista de Artur Mas, con un añadido inquietante: la declaración independentista aprobada por la mayoría de los miembros del Parlamento catalán. El Gobierno de Rajoy está decidido a hacer frente a esa declaración con todas las armas constitucionales necesarias, y Sánchez también es contrario a la secesión, pero indudablemente se ha abierto un frente más que enturbia la vida española en general y la catalana en particular. Con un Artur Mas que con tal de conseguir mantenerse en el gobierno ha aceptado condiciones inaceptables y humillantes por parte de la CUP, formación asamblearia, anticapitalista y antisistema que se ha convertido en árbitro de la situación.

Pocas veces se ha vivido en España una situación tan preocupante, provocada en gran parte por la debilidad de PP y PSOE. El fin de año es amargo, y solo hay un motivo de esperanza: los españoles hemos sabido superar momentos muy complicados. Siempre.

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