Opinión

Montoro y cáritas

Sorprende la capacidad de Cristóbal Montoro para meterse en todos los charcos, o casi todos los charcos. Algo impropio de un ministro de Hacienda que debe medir permanentemente sus palabras y moverse con la máxima cautela, porque bastante hiere ya con sus decisiones recaudatorias como para encima crearse nuevos enemigos.

Dice que no quiere más polémicas con Cáritas, pero la cuestión no está en que quiera o no polémicas, que a veces parece desear, sino que ha cometido una torpeza inconmensurable al poner en cuestión el informe sobre la pobreza elaborado por una institución que en estos tiempos de crisis ha logrado el afecto, el homenaje y la consideración de la práctica totalidad de los españoles incluidos los que siempre se han sentido alejados de la iglesia, y ha logrado también el reconocimiento público a su labor de organizaciones y partidos absolutamente distanciados de todo lo que huele a religiosidad, sobre todo cuando se trata de catolicismo.

Es preocupante que cuando el gobierno empieza a levantar cabeza, solo empieza porque aún queda mucho por recorrer, un ministro caiga sistemáticamente en el error de anteponer el triunfalismo a cualquier otro principio. Se convierte de esa manera en una persona de dudosa credibilidad, y al mismo tiempo pone en riesgo la credibilidad del gobierno.

Si Cáritas ofrece unas cifras sobre la pobreza, no hay ciudadano de este país que dude sobre esas cifras porque sabe perfectamente qué hace Cáritas, cuántos millones de españoles comen a diario gracias a esa organización no gubernamental, el esfuerzo que realiza para contar con los medios necesarios para atender a un número ingente de ciudadanos que hasta hace nada se incrementaban día a día, y cuál es el grado de dedicación de sus trabajadores y voluntarios para llegar allí a donde no llegan las ayudas estatales. Si no fuera por Cáritas, a la tragedia de la crisis generalizada se añadiría la tragedia aún mayor de docenas de personas muertas por inanición.

La propia Soledad Becerril, Defensora del Pueblo nombrada por este gobierno, y militante destacada del PP, ha declarado “Yo creo los informes de Cáritas y estoy con Cáritas”, frase que resume su contrariedad, o su irritación, por las palabras de su compañero Montoro. La pobreza no es algo de lo que avergonzarse; ante los datos, lo que debe hacer un gobierno es tratar de paliarla para que en la siguiente ocasión Cáritas anuncie que hay menos pobres.

El ministro ha intentado corregir su error saliendo al paso con elogios a Cáritas, pero es difícil que se olvide su desafortunado comentario: Montoro está dando titulares a Valenciano desde que se pronunció sobre Cáritas, y Rubalcaba ha sido aún más hiriente al declarar que Montoro “no quiere que Cáritas le estropee la fiesta”.

No solo ha pecado de torpeza, algo perdonable, sino que ante la sociedad Montoro ha pecado de insensibilidad.

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