Opinión

La democracia no se improvisa

La forma en la que intentamos organizar la convivencia entre los humanos, será siempre uno de los problemas más difíciles de resolver de los que nos podamos encontrar mientras dure nuestra existencia en esta vida, para los creyentes en otra, u otras, no existen estos problemas, porque allí, allá o más allá, lo deben tener planteado de otra manera y me da la sensación que no cuentan con la fórmula democrática para organizarse, tal vez por las dificultades que entraña el sistema, ya que en ese cielo al que todos queremos ir, por asalto, o por las escaleras, no celebran elecciones, ni generales, ni comarcales.

No me extraña, esto es un asunto difícil porque alguien lo organizó así, expresamente. Para que nadie se cabree, llamésmosle como queramos, para unos será su dios, su profeta, su hacedor, su creador; para otros, el destino, el gran arquitecto, la naturaleza, como quiera, no vamos a discutir, lo que Vd., diga, me parecerá muy bien. Yo suelo recurrir al término, naturaleza y vecinos, así, en plan cercanías, como la gran reponsable, tratando de complacer a todos, pero estoy seguro que hasta en esto no encontraré el deseado consenso, natural, pasa siempre, pero no tiene importancia.

En primer lugar, es difícil porque el mundo en el que vivimos no se rige por las normas democráticas, nadie nos pide nuestra opinión para cuando deba hacer sol, o tenga que llover, o nevar, sin hablar de opciones más dramáticas para no ponernos tristes. Por el contrario, la democracia, se fundamenta en que el conjunto de los ciudadanos opina y decide lo que quieren hacer mediante una votación en que la mayoría impone su criterio. Pero aquí surge el primer problema, ya que las fuerzas tienden a ser cada día más igualadas y con frecuencia se produce el empate, y esta tendencia al cincuenta por cien, parece que nos viene impuesta por esas fuerzas ocultas, por ese destino, sobre el que no tenemos influencia alguna, hasta el punto que, en lo más importante, en la misma existencia humana sobre el planeta, estamos igualados. En el pasado año, en el 2015, en nuestro país, esto es, España, para aclararnos, tuvimos 419.000 nacimientos y 422.000 defunciones, es decir, cifras casi igualadas, como las de cualquier referendum. ¡Qué obsesión tiene ese alguien con la igualdad y el dichoso equilibrio de fuerzas! Pero ¿Quien está llevando la contabilidad, las altas y las bajas, de este tinglado?

En segundo lugar, es difícil porque no tenemos, mejor dicho, no tienen los políticos que se meten a estos fregados, la educacióny la deportividad necesaria par acatar los resultados de los comicios y de esta forma, en lugar de admitir que han perdido, simplemente, y disponerse a felicitar al adversario, aunque no lo mereciera, aunque fuera por un penalty injusto en el último minuto, se pasan los días dándole vueltas y más vueltas tratando de encontrar justificación a los pobres resultados obtenidos y no tienen el mínimo reparo en decir tranquilamente que eso es malo para su partido y para el país, con un par, sin pensar ni por un momento en que si han obtenido menos votos es porque los ciudadanos, que los están examinando como es lógico todos los días, como si de un becario en período de pruebas se tratara, en lugar de aumentar su confianza subiéndole la nota y otorgándole más votos, como sin duda harían si lo hubieran hecho bien, se la han bajado porque no han aprobado, simplemente. Parece sencillo, sobre todo para gente estudiada y acostumbrada a los exámenes.

Es difícil, de acuerdo, pero no tenemos otra alternativa, hemos llegado con retraso, nuestra democracia es relativamente joven, hemos perdido más de cuarenta años en su ejercicio, y eso se nota, pero este es el camino, no hay otro, tenemos que seguir trabajando, practicando con paciencia, seguir corrigiendo, controlando, denunciando, eligiendo, y sobre todo, aprendiendo a perder, aún así será difícil, como lo demuestra el caso Brexit de los británicos con una gran tradición democrática. Esto lleva su tiempo, pero vamos bien, seguro, porque, como la educación y la cultura, la democracia no se improvisa.

Te puede interesar