Opinión

Pobre de mí

La fiesta estalló que diría Hemingway el 7 de julio y se apagó ayer con el “pobre de mí” que preludia la del año que viene. Para quienes se encuentran de vacaciones y no han estado en Pamplona, llega el momento de ganarle unos minutos al despertador que ya no sonará para escuchar a los mozos encomendarse al santo y ponerse a correr. Los encierros de San Fermín no han deparado este año grandes sustos, lo que es atribuible al capotillo del santo y a que hay tanta gente que a los toros no les queda espacio ni para cabecear. De ahí que hayan sido los encierros más rápidos que se recuerdan. Y más de uno dirá que ha corrido cuando estaba en la plaza antes de que sonara el cohete.

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