Opinión

El reloj

Lao sabía, aunque lo intentó hasta el último minuto. Su iniciativa fue en vano porque nadie cambio de opinión y todo el mundo se mantuvo en sus trece. Por eso fue el primero que lo intentó y fracasó. Ahora hay quien no quiere que se repita la historia y que le vuelva a pasar lo mismo. Pero la decisión de presentarse a la investidura y fracasar en la doble votación de Pedro Sánchez permitió poner en marcha “el reloj de la democracia”, y que comenzasen a contar los plazos para la repetición de elecciones. Esas son las previsiones constitucionales. O sea que tarde o temprano,  alguien tendrá que dar ese paso para que en el peor de los casos se “tripitan” las elecciones. Y ese sacrificio tiene un nombre: el de quien ha ganado las elecciones.

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