Opinión

Tregua de horas

La tregua humanitaria de 72 horas que habían acordado entre Israel y el movimiento Hamas apenas duró cuatro horas antes de que volvieran los bombardeos del Ejército israelí en respuesta a los lanzamientos de los cohetes palestinos, que supone una nueva oportunidad perdida para lograr una solución que ponga fin o mitigue el padecimiento de una población que se encuentra apresada entre dos fuegos y que es la que pone los muertos en los ataques de los blindados, aviones y drones israelíes. A estas alturas quien haya propiciado la vuelta de los bombardeos es una cuestión menor porque es evidente que ninguno de los contendientes se cree las treguas que pacta y cualquier provocación es aprovechada para volver al statu quo previo.

La tregua frustrada iba acompañada de una reunión de las partes en Egipto, con la presencia de Estados Unidos, que ha quedado anulada por su falta de sentido. Esto hace preguntarse qué es necesario para acabar con una invasión que Israel no está dispuesta a parar hasta alcanzar “los últimos objetivos militares”, hasta que considere que ha destruido todos los túneles que utiliza Hamás, que han servido de excusa para destruir otro tipo de infraestructuras que van a hacer invivible la existencia de los palestinos en la Franja-prisión de Gaza. Solo en ese momento Israel dará por finalizada la operación “Margen Protector” y saldrá del territorio palestino sin que la comunidad internacional haya podido obligar a parar una masacre que vulnera la legalidad internacional y el derecho humanitario, mientras el lobby judío pone en marcha toda su maquinaria propagandística para justificar unas acciones con trasfondo de política interna con un supuesto ataque al pueblo judío y acusaciones de antisemitismo. “Díganme cuál es la diferencia entre las operaciones israelíes y la de los nazis y Hitler” ha respondido, nombrando la soga en casa del ahorcado, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ante lo que ha calificado crímenes de guerra de Israel, y que a la muerte directa de más de 1.500 personas desde el pasado día 8, habrá que sumar las víctimas que causen las epidemias y la falta de agua y alimentos.

Las fotografías que muestran la destrucción de barrios enteros en cuestión de minutos dan testimonio de que Israel no pretende acabar solo con los milicianos de Hamas -un movimiento considerado terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea pero que se ha reconciliado con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas- sino imposibilitar que se aborde un nuevo proceso de paz en Oriente Próximo, que cada vez que está próximo a iniciarse se quiebra por alguna decisión del Gobierno israelí, o alguna provocación de las milicias palestinas de la Franja.

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