Opinión

EL MIRADOR. El tiempo

El regalo más preciado es el tiempo. Vale más que el oro.


Regalarlo es una muestra de generosidad. Y más hoy, cuando todo está cronometrado. El tiempo enseña, desengaña, se pierde, se gana, se aprovecha, se desaprovecha... Y siempre vuela, pero nunca decide, ni pone las cosas en ningún lugar, ni siquiera en su sitio (las decisiones no las toma nunca el tiempo). Los verinenses han hecho el mejor regalo que podían hacer a sus gobernantes, los de ahora y los de antes, les han regalado minutos, horas, días y meses sin apenas pronunciar un ¡ay! para que solventasen sin interferencias la marea urbanística que, de tanto marearla, al final provocó el naufragio.


Y como el tiempo tampoco perdona, ahora se trata de recuperar el tiempo perdido para detener la inevitable espiral del declive. El rompecabezas urbanístico es cada día que pasa de más difícil solución. La generosidad ciudadana también es visible en la carta blanca a las dedicaciones exclusivas, aun cuando excedan de la proporción, éstas no regalen ni un céntimo y las arcas estén al borde de la quiebra. Y así sucesivamente... Alguien me dijo que hay situaciones en las no se puede regalar más de la cuenta pues se vuelve en contra de uno, en este caso de todo un pueblo...

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