Opinión

El valor del fruto...

El erizo que envuelve a las castañas clava si no se desnudan para encontrar su verdadero valor. El castaño pierde la inmortalidad cuando se ponen en peligro sus sólidas raíces. Una castaña fresca no vale nada, o casi nada. Un ’marrón glacé’ no tiene precio. Las castañeras han pasado a ser la estampa entrañable del pasado. La innovación tecnológica del sector suena a chino. El presente abre un futuro más rentable aún por descubrir. El mejor puré de castañas, en casa de mi abuela.


Los restaurantes ignoran el fruto del otoño. El gusano en las castañas no es broma, pero alienta bromas: ’le da sustancia’.


La limpieza de los sotos, una ’castaña’. Las empresas de transformación se cuentan con los dedos de las manos. El distintivo de la calidad no saca las castañas del fuego. La panacea exige una renovación.


Si yo fuera castaña, no querría caer de la copa de este robusto árbol sin antes elegir en qué manos porque en este sector de contrastes vaya a ver si se convertiría en un ’menudo castañazo’ o en un ’qué golosa castaña’...

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