Opinión

Breogán y el casco

A caba de ser elegido líder de Podemos en Galicia y a Breogán Riobóo ya le están tocando la cara. "Tic, tac, tic, tac", proclamó Pablo Iglesias con la intención de teatralizar que a su fuerza política le queda menos tiempo para asaltar el poder cada segundo que se consume. "Hola chaval, prepárate para dejar de jugar, ahora la carrera es de verdad", cantaban Los Enemigos en 'La cuenta atrás". Que este mozo nacido en Narón en 1986, licenciado en Empresariales y con curro de teleoperador se vaya comprando un casco si no lo tiene ya, porque no le van a llover elogios ni por llamarse como el rey Celta.

En la primera rueda de prensa tras ser elegido por el 54% de los apoyos de un total de 3.868 participantes en el proceso tuvo que poner la mejilla por Elena Pernas, una de las seis integrantes de la Comisión de Garantías Democráticas de la formación. El diario 'ABC' publicó que Pernas había trabado en el bufete del expreso Manuel Chao Dobarro, vinculado a Exército Guerrilleiro do Povo Galego Ceibe, y que llevó casos de Resistencia Galega. Riobóo tuvo que salir en defensa de su compañera incidiendo que sólo había hecho "prácticas" en el referido despacho de abogados. Alfonso Rueda, vicepresidente y número dos del PP, recogió el guante para que Breogán Riobóo tuviese que defenderse en su estreno en vez de atacar. "Es bueno que se sepa de dónde viene cada uno", proclamó Rueda. Y el secretario general del PPdeG sabe jugar con campo embarrado.

Breogán Riobóo se alistó a los 17 años en Galiza Nova, la organización de los mozos del BNG. Cuatro años después se desvinculó y permaneció alejado de la política hasta que Xosé Manuel Beiras abandonó el Bloque para fundar Anova. A partir de ahora toma las riendas de Podemos en Galicia con el respaldo de Pablo Iglesias, pero habrá quien le reproche el cambio de chaqueta según sople el viento.

Y quizá también le critiquen que lleva buscando desde cativo ser un profesional de la política por mucho que insista en que no dejará el trabajo de teleoperador para dedicarse al partido. No lo hará porque hasta que no se pisa moqueta hay que llenar el buche con algo más que ideas. "Hola chaval, prepárate para dejar de jugar. Ahora la carrera es de verdad". Y todos juegan con los codos.

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