Opinión

La náusea, la inopia y el cielo

Martiño Noriega, alcalde compostelano, confesó sentir "asco" y una "cierta náusea existencial" ante la acusación de PP y PSOE de sufragar con fondos municipales el  "acto electoral" del llamado 'Encontro de Cidades polo Ben Común' celebrado en A Coruña y Santiago el pasado fin de semana. Noriega tiene callo político, ya que gobernó durante dos mandatos en Teo, el segundo con el respaldo de la mayoría absoluta, pero los seis meses que lleva en el Pazo de Raxoi le están provocando un gran desgaste anímico, o al menos esa es la impresión que transmite. Avisó a socialistas y populares de que solicitará un informe sobre los gastos de protocolo del Concello de Santiago durante los últimos ocho años y la cuenta promete ser jugosa porque hubo etapas en las que la cortesía institucional se confundía con el dispendio. 


Reproche similar del PP por el acto recibió Xulio Ferreiro, regidor rebelde de A Coruña, pero el líder de Marea Atlántica se limitó a cifrar el coste entre unos 300 o 400 euros por "unos billetes de tren y unos cafés". Los nervios electorales son comprensibles, pero convendremos que recibir la visita de los alcaldes de Barcelona, Cádiz, Zaragoza, Valencia y a la portavoz de la corporación madrileña significa promoción mediática para esta tierra, como se ocupó de subrayar con habilidad Ferreiro para desarmar la acusación de partidismo. El palo de los populares hasta puede resultar comprensible por el perfil ideológico de lo regidores que acudieron al encuentro, pero choca que los socialistas se empeñen en instalarse en una inopia preocupante para el electorado progresista, que pueden ser sus votantes o lo han sido.


La Iglesia, institución con una innata capacidad de supervivencia incluso en condiciones políticas adversas, sí recibió a los llamados alcaldes del cambio en la catedral e incluso el deán, Segundo Pérez, los invitó a visitar la cubierta del templo para que no tuviesen que tomar el cielo por asalto sino con un pase privilegiado para unas vistas divinas. La fotografía colgada en las redes sociales por los protagonistas de la imagen en tejado sagrado demuestra el olfato del clero. Hasta el propio Martiño Noriega alabó la sensatez y la "altura" institucional de la Iglesia para afear el comportamiento de las fuerzas de la oposición. 

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