Opinión

El peluco de Rato, la camisa de Blesa

Si tiene parné, el árabe es recibido con los brazos abiertos. Si llega con lo puesto y necesita sortear una valla puñetera, leña al moro. Si metes la mano en la caja pública con todo el descaro, mucho se tiene que retorcer el asunto para que acabes en la trena. Si te dedicas a vender falsificaciones, que también es delito, y el Gobierno de Estados Unidos te ha señalado como punto negro de la piratería, date por empapelado.

Resulta que ahora nos hemos dado cuenta de que en la viguesa plaza de A Pedra se mercadea con imitaciones cuando desde siempre se ha estraperlado sin necesidad de grandes disimulos. La nueva redada de la 'operación Cuarzo' acometida por un centenar de agentes se ha saldado con once detenidos y ha dejado flipando a los turistas que llegaron a puerto en el crucero 'Indepence of the Seas'. Por estos pagos no nos andamos con zarandajas, el PIB americano está a salvo.

Partiendo de la premisa de que negociar con falsificaciones es un delito, convendremos que las multinacionales de la moda venden lo mismo con imitaciones o sin ellas, aunque digan lo contrario. El que tiene pasta gansa nunca compraría una falsificación y el que no la tiene nunca podrá adquirir el original. Un buen publicista vendería la idea de que si no te copian no eres nadie en el mercado. También sorprende que se puedan fabricar dos productos con apariencia de gemelos a unos metros de distancia a un precio tan distinto. El mal gusto, la horterada y la obsesión por fardar de marca aunque sea falsa, también tendría que estar penado. Quizá. Caerán unos 'ghichiños', como dicen en Vigo, que malviven de saciar los deseos del personal de querer lucir un peluco como el de Rato o una camisa como la de Blesa, pero los capos de las redes que de verdad llenan el zurrón con un negocio ilegal seguirán a lo suyo cambiando de peones.

En A Coruña hay siete imputados por un presunto fraude de 20 millones de euros en cursos de formación. La investigación toca hasta asociaciones de minusválidos y un empresario investigado como Gerardo Crespo incluso estuvo en primera fila durante la última visita del papa Benedicto a Compostela. Después de tantas páginas dedicadas a la corrupción, puede que todo se quede en "no volverá a suceder".

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