Opinión

Todos muertos

Cuenta un atinado refrán: "Un médico cura, dos dudan, tres muerte segura". Lo mismo sucede cuando son tres los periodistas que se encargan de moderar un debate que tendría que servir para que el personal tuviese claro si alguno de los candidatos es capaz de ponerse de acuerdo o si España entra en bucle y se encamina a unas terceras elecciones. Frente a la audacia de Vicente Vallés, al que da gusto escuchar cómo repregunta y coloca las comas en cada intervención, Ana Blanco y Pedro Piqueras estorbaron más de lo que tendrían que aportar por su experiencia.

El guión del debate resultó un peñazo. En vez de pasar directamente a la chicha, conceder casi dos horas de púlpito para predicar las mismas recetas resultó una pérdida de tiempo. Fueron dos horas insoportables de monólogos sin gracia. El personal está ya cansado de escucharles lo mismo, de zaherirse con Grecia, Venezuela... Sólo había una pregunta, una sola y no se hizo hasta el final. ¿Quién va a pactar con quién? ¿Apoyará Pedro Sánchez a Iglesias en caso de que Unidos Podemos aventaje al PSOE como es previsible? ¿Se sacrificará Mariano Rajoy para que el PP continúe en el Gobierno con una figura de consenso? ¿Pondrá Albert Rivera como condición para apoyar al PP que Rajoy entregue la cuchara?

Las preguntas que todos esperaban las formuló Vicente Vallés en tiempo de descuento. Pablo Iglesias ya había aprovechado las dos largas horas para tender la mano al PSOE porque es consciente de que lleva cartas. Reiteró que es de sentido común que en un acuerdo de Gobierno asuma la presidencia el partido más votado. Pedro Sánchez, Albert Rivera y Mariano Rajoy se escaparon como pudieron. Que si el pacto es con los ciudadanos, que claro que puede haber pacto, que uno propondrá lo mismo independientemente de como quede. Son cuatro, no tres. Todos muertos.

Te puede interesar