Opinión

La conselleira que ríe

El Hospital Álvaro Cunqueiro ha arrancado su andadura con mal pie. Ni la tramitación del proyecto, ni la gestión de la construcción, ni la organización administrativa, ni la apertura de las instalaciones, ni el traslado de los servicios y enfermos han complacido ni a los usuarios ni a la mayoría de los profesionales llamados a realizar su trabajo en las nuevas instalaciones. Están satisfechos, eso sí, en la Consellería de Sanidade y en la empresa concesionaria, escenificando de este modo un claro divorcio entre la realidad social y la ficción política.

El descalabro del traslado y apertura, con una muerte bajo sospecha de ser consecuencia de una infección por aspergillus consecuencia de las obras no terminadas, un presunto y abortado simulacro de evacuación, una mala y apresurada planificación de las actividades, la pésima y sospechosa falta de claridad y manipulación informativa, así como una manifestación ciudadana multitudinaria, han despertado la alarma social en toda el área sanitaria de Vigo. Como respuesta más contundente, profesional e imaginativa, nos hemos encontrado -subrayando sus declaraciones- con las risas y sonrisas de la responsable de la sanidad pública gallega, Rocío Mosquera. El punto final clave fue que “el tiempo pondrá a cada uno en su sitio”.

¿De qué se ríe la conselleira? La risa y la sonrisa aportan al individuo un sin fin de beneficios saludables, ponen en funcionamiento infinidad de músculos faciales, dinamizan las neuronas, airean el cerebro, oxigenan el corazón… y se convierten en una falta de respeto imperdonable cuando están frente a un drama como el que se representa en el nuevo hospital público-externalizado. Se convierten en una tragedia cuando la privatización encubierta, que se vende como más eficaz que la puramente pública, se manifiesta catastrófica. A la conselleira que ríe el tiempo la pondrá en las listas negras de la incompetencia y del desmantelamiento de la buena sanidad pública que cayó en sus manos.

Sin embargo, los ciudadanos pensamos que la conselleira que ríe no debe de estar sola en su cruzada pública contra lo público. Y cuesta entender que Alberto Núñez Feijóo, quien en gestión sanitaria pública posee una amplia experiencia de más de nueve años, contemple impasible tantos tropiezos.

Los malos pasos del Hospital Álvaro Cunqueiro –el escritor no merece ver su nombre mezclado en este despropósito- acabará convirtiéndose en el paradigma de las nuevas políticas sanitarias del neoliberalismo. Nada más abrir las puertas el tiempo lo ha colocado en su sitio. A la conselleira que ríe, también.

Te puede interesar