Opinión

Mercado y política

La mala situación económica de Estados Unidos y la Unión Europea pone sobre el tapete del debate público la relación entre el mercado y la política. Con las medidas que se han tomado para liberalizar el mercado los gobiernos se han quedado sin poder para cambiar el rumbo del mercado.


Antes, no hace muchos años, se podía, por ejemplo, devaluar la moneda, o intervenir en un sector para reflotarlo. Esta es la primera gran crisis de la economía española en la que el Gobierno no puede hacer nada. Pero, sin embargo, en mayor o menor medida los ciudadanos le piden a los políticos que arreglen la situación.


Martinsa-Fadesa es una inmobiliaria que nace de la osadía de Fernando Martín, el propietario de Martinsa, que hace una oferta irrechazable a Manuel Jove que dadas sus circunstancias familiares vende Fadesa. Nadie sabía cuando iba a estallar la famosa burbuja. Y mientras la burbuja volaba todo el mundo quería sacar su parte del pastel. Los bancos y cajas concedía hipotecas casi como donativos, a la fiesta se sumaron las empresas de tasación que eran generosas en sus valoraciones y los ciudadanos compraban pisos y chalets como si se pudieran pagar en un par de meses. Y ante todo este juego del mercado el Gobierno nada podía hacer. No podía dictar una orden ministerial prohibiendo construir más casas. No se podía ordenar a los bancos que endurecieran la concesión de hipotecas. El Gobierno estaba y está con las manos atadas mientras el mercado sigue su curso. Y lo peor es que nos e alzan voces autorizadas pidiendo que se cambien las reglas del juego. O pidiendo regularizar más un mercado que sólo beneficia a los ricos e verdad; los que ganan cuando la economía va bien y cuando va mal. Pero esta situación debe provocar un cambio.



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