Adiós querido Gaguito

n n nLe llamábamos 'chulito' porque siempre iba en cabeza en caminatas de hasta treinta kilómetros. Le llamabamos Gaguito porque a todos nos despertaba cierta ternura su pasión por caminar y su afición a los bastones raros y complicados. Sus ascendentes leoneses se ponían de manifiesto en su afición por la cecina, que rellenaba unos pequeñísimos bocadillitos que tomaba cada dos horas para no sufrir 'pájaras' y cosas así.
José Ramón Gago fue de los pioneros en la Asociación ourensana de Amigos del Camino Mozárabe, y como tal contribuyó a la recuperación de esta ruta a Santiago, que incluso se animó a hacerlo él solo alguna vez.

Poeta aficionado, más de una vez nos dejaba papelitos con versos escondidos entre las piedras del Camino, y hasta recaditos versificados. Su afición a caminar al ritmo que fuera le llevaba también -en uno de sus muchos trabajos de voluntario- a pasear por la ciudad en sus ratos libres a personas con problemas de salud o soledad.

El viernes pasado estuvo tomándose un vinito con su amigo Baladrón, al que en la asociación conocemos como 'el Bala', por su rapidez al caminar. Al día siguiente, Gago fallecía de repente, casi con la misma impaciencia con la que caminaba disfrutando de la naturaleza y la amistad. Lo vamos a extrañar de verdad.

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