He de confesar, sin pudor alguno, que siempre se me atragantó la asignatura de Religión.
Vanos fueron los intentos de los múltiples profesores eclesiásticos de hacer de mí un buen católico. Ni siquiera con el devenir de los años digerí los conceptos de misterios y los artículos de fe. En el catecismo del Padre Jerónimo Ripalda , S.J. (1616) se nos preguntaba: '¿Qué son los artículos de la fe?' La respuesta correcta era: 'Los principales misterios de ella'. O sea, la fe es un Misterio, y éste, pues, un artículo de fe. Alguna que otra vez intenté que mi padre me sacara del atasco, pero sus respuestas eran las mismas: 'Padres tiene la Santa Madre Iglesia Católica'.
Hasta ahora creía que estos dogmas se circunscribían al campo religioso. Mas, no ha sido así. Ha invadido a la política. No encuentro otro argumento viendo y oyendo a Mariano Rajoy en su comparecencia ante el Senado el pasado mes de agosto. 'No he venido a la política a ganar dinero: ganaba más dinero en mi profesión que como político'. No dijo cuánto ganaba como político, ni cuánto como registrador de la propiedad. Si lo dijera yo hubiese comprendido su empobrecimiento. Tampoco aclaró que en habiéndose dedicado a la política, hubiere renunciado a ejercer su profesión, por baja voluntaria o por excedencia, o en qué condiciones. Ya me acerco a la existencia del misterio cuando su mentor, José María Aznar, en fecha en que el empobrecido registrador formaba parte de su Gobierno, ordenó ocultar en un 'archivo de seguridad', el expediente en el que figuraba la actividad de su delfín como Registrador de la Propiedad. Y si es misterio, siguiendo a Ripaldo, me vuelvo a topar con un artículo de fe.
Como un gran país de católicos habremos de aceptar que la palabra de los políticos es artículo de fe.
Hasta ahora creía que estos dogmas se circunscribían al campo religioso. Mas, no ha sido así. Ha invadido a la política. No encuentro otro argumento viendo y oyendo a Mariano Rajoy en su comparecencia ante el Senado el pasado mes de agosto. 'No he venido a la política a ganar dinero: ganaba más dinero en mi profesión que como político'. No dijo cuánto ganaba como político, ni cuánto como registrador de la propiedad. Si lo dijera yo hubiese comprendido su empobrecimiento. Tampoco aclaró que en habiéndose dedicado a la política, hubiere renunciado a ejercer su profesión, por baja voluntaria o por excedencia, o en qué condiciones. Ya me acerco a la existencia del misterio cuando su mentor, José María Aznar, en fecha en que el empobrecido registrador formaba parte de su Gobierno, ordenó ocultar en un 'archivo de seguridad', el expediente en el que figuraba la actividad de su delfín como Registrador de la Propiedad. Y si es misterio, siguiendo a Ripaldo, me vuelvo a topar con un artículo de fe.
Como un gran país de católicos habremos de aceptar que la palabra de los políticos es artículo de fe.
