BIBLIoTECAS POPULARES

Nos encontramos inmersos en un mundo donde se necesita cada vez mayor premura la apertura hacia el conocimiento transformador, para cambiar la dura realidad que muchos ciudadanos están atravesando con la limitación del acceso a la cultura.
Queremos romper con la cultura del silencio. La cultura no es un atributo exclusivo de la burguesía. Hacer realidad este axioma ha costado muchos sacrificios a no poca gente. Incluso muertes, hasta que el capital descubrió que los hombres y mujeres sabios producen más y mejor que los incultos. Entonces la ciencia pasó a ser un elemento fundamental para la modernidad. Hoy con las políticas de recortes estamos corriendo el riesgo de volver a la cultura del silencio. Los llamados 'ignorantes' son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho a expresarse y por ello son sometidos a volver a una cultura del silencio.

Los libros y las bibliotecas populares han desempeñado un papel decisivo en el desarrollo de la cultura de los pueblos. En los monasterios benedictinos, el cargo de bibliotecario era el tercero en la jerarquía. Hoy las bibliotecas populares corren el peligro de extinción. De alguna manera quieren que Internet 'sustituya' a las bibliotecas populares. Sin embargo, la biblioteca tal como fue concebida en el primer momento, tiene aspectos que muy difícilmente puede ser suplantados por Internet.

La biblioteca no puede ser solo un almacén de libros. Por el contrario es un espacio de encuentro para estudiar e intercambiar conocimientos y experiencias. Los datos han de llevarnos a otros datos y poder establecer una red de complicidades para la acción. La biblioteca es, entonces, un espacio creado por la gente que ve una necesidad de cultivarse y hacer cultura. El municipio tiene la obligación y el derecho para hacer de la biblioteca un centro de conocimientos, creación y difusión, donde no sólo está en juego una biblioteca, como contenedora de libros, sino también como lugar donde los vecinos participan activamente dentro del barrio o del pueblo y buscan soluciones alternativas ante el mutismo de otras instituciones.

La biblioteca popular no sustituye a las escuelas infantiles y primarias, ni a los institutos, ni a las universidades. Por el contrario es el motor estimulante para el desarrollo de la ciencia a todos los niveles. No hay libro ni biblioteca que pueda sustituir a la naturaleza, al mundo social y político. El buen maestro es aquel que enseña a leer el libro del mundo de la vida.

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