Se equivocan los que creen que el dinero ha desaparecido, cuando solamente ha cambiado de bolsillo, yendo a parar en muchos casos, a los de los directivos de las más de 4.000 empresas fantasma, donde los políticos tienen colocados a los suyos: familiares, amiguetes, compromisos, etcétera, y es esta pléyade de afortunados disfrutadores los que acuden a ciertos bancos para suscribir 'depósitos blindados', de total disponibilidad.
Mantienen estrechas relaciones con cargos públicos. Partidos políticos y centrales sindicales constituyen las mejores agencias de colocación del país. Sólo un 2,5% logra empleo a través del INEM, ridículo. Sus patrocinados no sufren EREs ni las empresas padecen el asedio de los mercados, dado que se nutren con los impuestos confiscatorios aplicados por el Estado. Con lo cual, los contribuyentes no sólo pagan los sueldos de los funcionarios, sino también los de los colocados. Los dirigentes autonómicos han consentido tal despilfarro que ahora, ciertas CC.AA., se ven obligadas a mendigar anticipos. Los retoques realizados hasta el momento prácticamente no han servido para nada.
