el couto mixto

Hay singularidades de diversos territorios, coincidentes todos ellos por su extraordinaria belleza, que rezuman un tesoro histórico y cultural de enorme valor, no conservado, o prestigiado, en toda su extensión.
Me vienen a la cabeza por haberlos visitado, algunos ejemplos: el Valle de Arán, con el aranés como lengua propia, cooficial en Cataluña con el castellano y catalán. Tiene un Conselh Generau d´Aran (se escribe así en aranés) coordinado por un Sindic, con aspiraciones de ser una nación independiente de apenas 10.000 habitantes. Llivia es un enclave de la provincia de Girona, rodeado completamente por territorio francés como consecuencia del Tratado de los Pirineos, al modo de Ceuta y Melilla con Marruecos. El Condado de Treviño burgalés en territorio de Álava. El Valle de Villaverde santanderino ubicado en Vizcaya. A fala, lengua muy similar al gallego hablada en los municipios de San Martín de Trevejo y Valverde del Fresno al noroeste de Cáceres, causa de recientes fricciones políticas entre instituciones gallegas y extremeñas. Podríamos continuar con el singular gallego del Bierzo, el bable del Principado, el silbo de la Gomera, las variedades del montañés en Cantabria, el lenguaje peculiar de sonidos y silbidos ya desaparecido en A Mezquita de A Merca. El Tribunal consuetudinario de las Aguas de Valencia para discernir los conflictos entre sus regantes.

Pero quiero resaltar el Couto Mixto, tan próximo a nosotros y a la vez tan desconocido, entre los concellos de Calvos de Randín y Baltar, por tratarse de un caso excepcional en toda Europa. Llegó a ser una comarca independiente de Portugal y España y donde sus habitantes, hasta el Tratado de Lisboa de 1864, podían elegir entre la nacionalidad española o portuguesa, posiblemente con un brindis el día de la boda a favor de una u otra corona, o no optar por ninguna de las dos nacionalidades. No aportaban hombres para el ejército, ni precisaban de licencia de armas. Gozaban de libertad de comercio y cultivos, incluidos géneros estancados como el tabaco, exenciones fiscales. Podían acudir a ferias y mercados limítrofes sin pagar aranceles aduaneros, empleaban papel sin timbrar, no pagaban el Registro de la Propiedad. Tenían posibilidad de asilo para fugitivos lusos o españoles, entre otros muchos derechos y privilegios. Souteliño, Cambedo y Lamadarcos pasarían a soberanía portuguesa y Santiago, Rubiás y Meaus a la española, poniendo fin a la Andorra gallega.

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