crisis de valores

Este es un llamamiento a la reflexión y a la concienciación acerca de la crisis que atraviesa el país, y toda Europa, o el mundo entero quizás.
El pasado domingo, mientras desayunaba al son de las noticias matinales, me encontré con los más desagradables detalles de la lesión del rey Juan Carlos, y más allá de todo lo valorado y comentado en los diferentes medios de comunicación, lo que más me impactó es que en una instancia crítica a nivel económico y social, donde la incertidumbre es el fantasma que persigue a cada ciudadano, don Juan Carlos se permita el lujo de acceder a una actividad cuyo valor medio es de 50.000 dólares.

Pero allí no acaba la noticia, porque el rey no sólo practicaba una actividad costosa y accesible a unos cuantos privilegiados que no conocen más que de palabra lo que es una crisis, sino que además, practicaba algo que es ilegal en muchos países. A partir de esto fue que me dije: si en tu país cazar una especie protegida es una actividad ilegal, irte a otro lugar donde sí se permite dicha práctica, para llevarla a cabo con total tranquilidad, ¿es ético?, ¿y no es acaso más grave aún la situación cuando 'el practicante' es una personalidad con tan destacado título nobiliario, modelo para la sociedad y al frente de una nación?

Con un ejemplo como este estamos ante una crisis más grande que la que preocupa a la Unión Europea. Se trata de la crisis de conciencia, de valores y de respeto por los seres que a nuestra par habitan la tierra. El día que no haya más animales, ¿qué cazarán estos deportistas?, estos activistas de la agonía y el dolor. Lo triste es que cuando la suerte es la que caza a estos cazadores, luego viene la cura, y de nuevo todo vuelve a empezar inútilmente.

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