cumplir de diez en diez

Tengo un amigo que cumple los años de diez en diez, y ahora, en septiembre, le caen los setenta tacos sin apenas darse cuenta.
Claro, a esa velocidad, se nos ha pasado la vida en un suspiro sin que nos haya dado tiempo de poner en marcha la mitad de los proyectos con los que habíamos soñado, intentando dejar un mundo mejor a los siguientes. Pero no podemos evitar que no entren las dudas de haberlo conseguido, ya que nos da la sensación de que no hemos sabido transmitirles la ilusión que teníamos los jóvenes en los tiempo del 600, Alaska, Vespa, Auria, Posío, 'Paragüistas' y patatas con carne guisada de La Guardesa. Esto es lo que más echo en falta en las nuevas generaciones, sobre todo en esta época de 'pertinaz' crisis, tan solidaria, en la que incluso los ricos las pasan canutas, y hasta los bancos quieren ser malos, mientras que nuestros jóvenes, desmoralizados, vuelven a emigrar como en las viejas épocas, porque ahora, aquí, por no tener, no tienen ni proyectos. Antes, cuando no había dinero, al menos, había proyectos. Ahora, ni dinero, ni proyectos, sólo indignación, lamentos, paro o carretera.

Cuando, celebrando el cumpleaños, coincidamos en O'Kabú, una vez confirmadas las ausencias desde el último encuentro ('que veinte años no es nada, y esto es la mitad') de los que ya no continúan en carrera y que ya no pueden contestar: ¡¡Presente!!, al pase de esa lista en la que estamos todos, nos saludaremos, comprobaremos nuestros 'progresos' físicos, reparaciones, dietas, revisiones, accesorios, implantes, etc. Y nos felicitaremos de haber conseguido cubrir una etapa más en este juego de la vida.

Sabemos perfectamente que, con esa cadencia, y a la altura del partido en que nos encontramos, a la mayoría de nosotros nos quedan pocas jugadas, no ya para intentar marcar un gol, si no, simplemente, para permanecer en el campo, pero aun así, dejaremos hecha la reserva para la próxima fiesta. Es un motivo más para no morirnos en los próximos diez años. Perdóneme Vd. (o el tratamiento que corresponda, terminando en ...ísima, por supuesto, no sea que alguien se cabree) pero es que tengo que ir a la fiesta del cumpledécadas de Manuel. No deja de ser una forma, a base de ir solicitando prórrogas de diez en diez, de entretener un poco más al encargado de pasar esa última lista.

Tendremos un recuerdo para los que ya no están con nosotros, brindaremos por ellos, no podremos evitar la nostalgia pero, de todas formas, creemos, de verdad, que ha merecido la pena. La vida es tan bonita, que no es extraño que soñemos con prolongarla en paraísos más o menos perdidos, o en exóticas reencarnaciones, según las creencias y/o culturas que nos haya tocado vivir en este mundo.

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