curso de humanidad a los médicos de urgencias

El día 8 de febrero ingresé a mi madre en urgencias por indicación del médico de cabecera. No quería hacerlo, puesto que mi madre siempre pidió morir en su cama. El mismo médico llama al 112 diciéndome que con el cuadro que presenta de disfunción multiorgánica, y que debido a su edad, 95 años y medio, simplemente le pondrán oxígeno y la sedarán, y sería mucho mejor para ella.
Llego a urgencias y el residente que la atiende me pregunta qué le pasa. Le digo lo que a mí me había comentado el médico de cabecera, y que iba allí a morir con dignidad. Por supuesto que el residente ni me escuchó y sigue el 'reglamento'. Al salir del box y llegar a la sala de tránsito, mi madre ya no era la persona que había entrado allí, sino un 'guiñapo' acribillado.

Me informa la doctora que el día 8 de febrero estaba de responsable en urgencias por la mañana, y espero que por su bien no vuelva a consentir que ningún paciente con un cuadro similar al de mi madre sufra lo que sufrió ella.

Un médico, antes que médico tiene que ser humano, y pienso que todos los médicos, sobre todo en urgencias, debieran hacer un curso de humanidad antes de incorporarse a dicho servicio.

Quiero especialmente dar las gracias a todo el personal de la tercera planta del Nai por su trato y atenciones en todo momento, especialmente al doctor Pedro Quiroga, que fue quien la atendió y por aguantar todas mis 'impertinencias' que, como hija, pude decirle.

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