n n nHa fallecido en nuestra ciudad Manolo Pereira, de forma tan repentina que, a muchos de sus amigos, nos ha cogido de sorpresa tan mala noticia, por inesperada. Era amigo desde mi llegada a esta ciudad, había estudiado el bachillerato con la que fue mi compañera y esposa, Anita, y era funcionario, jubilado, del Instituto Nacional de Estadística.
Manolo, entre otras virtudes, fue un trabajador incansable y humanista. Fue también durante muchos años directivo del Liceo de Ourense, habiendo ostentado por elección varios cargos, entre ellos el de secretario y, finalmente, el de tesorero de la institución cultural. Sentía y quería al Liceo, el cual, por su valiosa dedicación y entrega, le otorgó la Medalla de Oro de la entidad.
Persona de una gran calidad humana, de su saber estar en todo momento y en cualquier misión que ejerció. En especial como directivo y defensor del Liceo: en su día organizó los deportes de la entidad, así como innumerables excursiones al extranjero y en nuestro propio país, etcétera.
Compartimos directiva, Cruz Roja, viajes, en definitiva: amistad con él y con su añorada esposa Rituca. Muchos buenos momentos que mantendremos en nuestra memoria los que le apreciamos de verdad.
La última vez que nos vimos fue precisamente el día en que nos dieron los compañeros liceistas la medalla de oro del Liceo a los dos, pues, desde entonces, he tenido que estar en Madrid. Vaya pues mi sincera y sentida condolencia a los hijos de Manolo.
Persona de una gran calidad humana, de su saber estar en todo momento y en cualquier misión que ejerció. En especial como directivo y defensor del Liceo: en su día organizó los deportes de la entidad, así como innumerables excursiones al extranjero y en nuestro propio país, etcétera.
Compartimos directiva, Cruz Roja, viajes, en definitiva: amistad con él y con su añorada esposa Rituca. Muchos buenos momentos que mantendremos en nuestra memoria los que le apreciamos de verdad.
La última vez que nos vimos fue precisamente el día en que nos dieron los compañeros liceistas la medalla de oro del Liceo a los dos, pues, desde entonces, he tenido que estar en Madrid. Vaya pues mi sincera y sentida condolencia a los hijos de Manolo.
