No es el posible cambio de hora de la península el que motiva esta carta. Es más bien esa tendencia que desde algunos sectores se está proponiendo como parte de solución a la crisis. Se trata de comprar productos de proximidad como forma de enriquecer el entorno socioeconómico en el que vivimos y de paso reducir las emisiones de CO2. Pasado a limpio: el consumo responsable como fuerza transformadora de nuestra realidad. Si compramos siempre en tiendas que pertenecen a multinacionales, una parte mínima de ese dinero se quedará en nuestro barrio, provincia, comunidad autónoma o país.
Otro síntoma es el dinero invertido en tanta tienda de todo a cien; cuyos empleados-dueños no se caracterizan por consumir demasiado en el lugar donde viven, sino que gran parte de esa riqueza se convierte en remesas a lugares lejanos sin retorno. Sin embargo, hay un producto que desde que tengo memoria la gente que me rodea y yo mismo somos fieles a su procedencia: el plátano de Canarias. Tan sencillo como aplicar el mismo criterio a todo y consumir pensando que la calidad de vida de todos dependerá de que consumamos productos de calidad que hayan sido producidos de forma ética y responsable.