Una experiencia inolvidable

Me gustaría que publicasen esta carta, lo pido por favor, ya que el padre Silva fue para mi un buen padre y tengo que agradecerle muchas cosas. Querido cura: lo más triste es perder a un ser querido sin haberle dado las gracias por todo lo que hizo por tí.
LLegué a Benposta un 23 de octubre, desde un pequeño país llamado Guinea Ecuatorial, capital Malabo. Éramos 10 niños guineanos, cinco niños y cinco niñas. Recuerdo que llegamos de noche, hacía mucho frío -era nuestro primer contacto con el frío-; en el bar de Imagen y Sonido nos encendistéis la chimenea, nos abriste tu corazón y tu hogar. Nos diste mucho calor, el calor de un padre.

Me enteré de tu muerte el viernes, día 2 de septiembre a las 17:00 horas y sin pensarlo dos veces, el sábado cogí el primer vuelo a España sólo para tener la oportunidad de despedirme de tí y darte las gracias por ser tan grande, un padre maravilloso, con muchas virtudes y pocos fallos. Hoy te escribo desde Alemania, dándote las gracias de nuevo por abrirme tu corazón y tu hogar, de compartir aquel sueño de visión transparente del mundo. Lo compartiste con niños y jóvenes porque los adultos se supone que no sueñan o no saben soñar. Tú, en cambio sí, porque eras especial. Gracias, por darme la oportunidad de conocer Benposta, ese lugar soñado, esa comunidad de muchachos comprometidos con la transformacion del mundo, de este mundo actual, injusto, donde los fuertes están arriba, los débiles abajo y el niño, abandonado.

Gracias por brindarme esa esperanza de un mundo justo, donde los fuertes estarán abajo, la clase obrera arriba y el niño, rey del mundo. Algun día ese cambio llegará, porque es necesario y todo lo necesario es posible. Gracias, por inculcarme justicia y solidaridad con los demás. Siempre dijiste que el prójimo no es el que más cerca está, sino el que más sufre. Gracias, por dejarme la llama encendida, y que sepas que tu antorcha nunca se apagará. (Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay otros que luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero los hay que luchan toda la vida, como tú, cura, y esos son los imprecindibles.) Gracias a la familia Silva Méndez. A ti, cura, siempre te daré las gracias, porque sólo tengo buenos recuerdos de Benposta, una buena experiencia, inolvidable.

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