¿FRACASO ESCOLAR O DEL GOBIERNO?

La palabra fracaso en sí misma produce angustia, malestar e incluso miedo, según a qué se aplique. Así por ejemplo, hablar del fracaso de una fiesta no es lo mismo que hablar del fracaso escolar. En este último caso la impresión es mucho mayor ya que hablamos del futuro de una gran cantidad de jóvenes que no 'alcanzan los objetivos' y que parecen predestinados a 'no ser nada en la vida'. Pero sólo alcanza los objetivos quien no se derrumba por el camino, cuando el sistema educativo está concebido para sacar adelante a unos pocos, con unas capacidades intelectuales medias-altas.
Lo de 'no ser nada en la vida' produce más frustración. Cuando ya uno asume que tiene un gran porcentaje de posibilidades de 'no ser nada' en la única vida de que dispone, las ganas de hacer algo para evitarlo desaparecen. ¿Qué hacer entonces? A la vista está que los estudiantes, excepto estudiar, poco podemos hacer. Nadamos entre siglas: Logse, LOE y próximamente Lomce, que aunque sólo cambian una o dos letras, en realidad ponen patas arriba todo el sistema educativo.

Son, por tanto, los políticos los que hacen, cambian, deshacen a su antojo las leyes educativas y aun así , a pesar de tantos cambios, estamos por debajo de casi todos los países de la UE (excepto Portugal y Malta) en desarrollo educativo. Los políticos deberían observar más de cerca la realidad, reflexionar y trabajar juntos para conseguir un proyecto eficaz que acabe con el fracaso escolar, un fracaso no solo de los jóvenes, sino también de la sociedad y sobre todo del propio gobierno.

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