NECESIDAD DE LA COOPERACIÓN

Desde hace mucho tiempo nos encontramos con una situación tan conflictiva, lo atestiguan así multitud de manifestantes en diversos frentes contra el Gobierno. No se escapan a las protestas áreas nunca tocadas: la justicia, la sanidad, la salud pública, la educación, las fuerzas del orden público, la cultura. El Gobierno entiende que puede abarcarlo todo apoyado desde una mayoría absoluta. Es el camino contrario al que se aconseja para salir de las crisis profunda. Cuando se debería pedir cooperación, entendimiento participación, se promociona la represión.
Estamos perdiendo las habilidades de cooperación necesarias para el funcionamiento de una sociedad compleja en momentos difíciles. Son varios los factores que pueden explicar esta pérdida de habilidades cooperativas: el incremento de las desigualdades que se traducen en la distancia social entre las personas que ocupan posiciones sociales diferentes; las transformaciones del trabajo que han generado relaciones sociales y vínculos institucionales breves; el aislamiento de los individuos o el mal uso de las nuevas tecnologías que alimentan la incomunicación y el individualismo.

La personas podemos hacer más cosas juntos y con mayor profundidad que las instituciones nos permiten y proponen. Y esto lo ponen de manifiesto cada día los movimientos sociales. El debilitamiento de la cooperación en las sociedades contemporáneas ha favorecido el surgimiento de una 'participación pasiva': aunque la gente pertenezca a muchas organizaciones, pocos tienen un papel activo. Este fenómeno entronca con una cuestión cultural: considerar la dependencia respecto de otros como una señal de debilidad, de falta de carácter.

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