Obligaciones paternales

Son dos las obligaciones más perentorias que tienen los padres con respecto a sus hijos. La primera, la formación moral con relación a Dios, a sí mismos y al prójimo; mientras que la segunda es la parte física, que a su vez podemos subdividir en intelectual y propiamente física, que consiste en el desarrollo, cuidados de la salud, alimentación, custodia, higiene y demás obligaciones.
En cuanto a la primera, es decir la moral, educarlos en el amor de Dios, temor al pecado, amor al prójimo, cultivo de las virtudes y responsabilidad de sus actos. Además procurarle un porvenir intelectual.

Desgraciadamente, en la actualidad se han tergiversado los términos: Se ha puesto todo el interés en la parte física con descuido de la moral. Los resultados no han podido ser más tristes, dolorosos y catastróficos: Deso bediencia, falta de respeto a los padres, insubordinazión y gamberrismo. En la alimentación y vestido, libertad hasta tal extremo que el hijo saciado no desea nada sin estímulo ni responsabilidad de la vida.

He conocido un padre que puso todo su interés en la educación de sus hijos utilizando para ello varios métodos pedagógicos, sin embargo, no tuvo en cuenta la parte moral, empezando por su ejemplo: no era creyente ni mucho menos practicante. Las palabras mueven, el ejemplo arrastra. Los resultados fueron nulos, empezando por que casi todos no hacer carrera y el único que la hizo fue un desastre en su matrimonio. Y todos viven únicamente a expensas de la herencia paterna.

Desengañémonos, es necesaria la formación moral, de lo contrario ya se ven los efectos actuales de las nuevas generaciones. Esfuerzo, interés y sacrificio en la educación es incumbencia de los padres. Y ellos serán los primeros en recibir sus efectos, buenos o malos, según hayan procedido.

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