En algunas ciudades se ofrecen actividades nocturnas como alternativa al 'Botellón', actividades que van desde conciertos, bailes, cine, teatro o deportes, actividades que pretenden luchar contra los riesgos del ocio nocturno, y aunque todo esto está muy bien, tendría que existir mayor y mejor información y contar con la opinión de los jóvenes y promover monitores bien preparados, ya que muchos jóvenes confiesan que van de 'marcha' porque no saben que otra cosa pueden hacer para estar con gente de su edad y divertirse; pero entre tanto, los padres se mueven entre la alarma y la resignación, suspirando mientras esperan a que sus hi
En algunas ciudades se ofrecen actividades nocturnas como alternativa al 'Botellón', actividades que van desde conciertos, bailes, cine, teatro o deportes, actividades que pretenden luchar contra los riesgos del ocio nocturno, y aunque todo esto está muy bien, tendría que existir mayor y mejor información y contar con la opinión de los jóvenes y promover monitores bien preparados, ya que muchos jóvenes confiesan que van de 'marcha' porque no saben que otra cosa pueden hacer para estar con gente de su edad y divertirse; pero entre tanto, los padres se mueven entre la alarma y la resignación, suspirando mientras esperan a que sus hijos lleguen a casa sanos y salvos.
Un proverbio africano dice que para educar a un niño hace falta toda una tribu, pero parece que en este caso la tribu no está por la labor, ya que no se trata de demonizar el ir de marcha, sino de cambiar la forma de ir, y si los hijos se van para salir, los padres deberían buscarles alternativas para detener algunas costumbres perversas, como los horarios de los locales nocturnos, porque si bien los adolescentes son hijos de su tiempo, son ante todo hijos de sus padres, y en estos recae la responsabilidad de enseñarles a vivir el tiempo libre, e insistir con las instituciones y la sociedad, para cambiar lo que sea necesario cambiar, por el bien y el futuro de la sociedad.
Un proverbio africano dice que para educar a un niño hace falta toda una tribu, pero parece que en este caso la tribu no está por la labor, ya que no se trata de demonizar el ir de marcha, sino de cambiar la forma de ir, y si los hijos se van para salir, los padres deberían buscarles alternativas para detener algunas costumbres perversas, como los horarios de los locales nocturnos, porque si bien los adolescentes son hijos de su tiempo, son ante todo hijos de sus padres, y en estos recae la responsabilidad de enseñarles a vivir el tiempo libre, e insistir con las instituciones y la sociedad, para cambiar lo que sea necesario cambiar, por el bien y el futuro de la sociedad.
