Casi todos los ourensanos saben que el día 31 de enero celebramos la fiesta de San Juan Bosco, Don Bosco para los amigos. Celebramos la fiesta del Don Bosco que lleva 103 años en la capital y 92 en Allariz.
En 1846, en el norte de Italia, se mueven gentes alborotadas. Entonces un cura de pueblo se establece en Turín, dirigida por gobiernos anticlericales. Y allí, guiado por el Espíritu y alentado por su madre y algún sacerdote amigo, se consagra a reunir niños y jóvenes desamparados, para liberarlos de la explotación laboral y de la incultura; para ser lugar de acogida para ellos, para vendarles las heridas de la vida, favorecer su autoestima, ofrecerles posibilidades humanas y religiosas, crear un ambiente rico en valores humanos y cristianos.
Este amigo de los jóvenes y de las gentes sencillas nos anima, hoy, a todos (jóvenes, adultos y ancianos; creyentes y no creyentes) a querer a los hijos, a los nietos y a los alumnos; a razonar todo aquello que les pedimos o exigimos; a hablarles de sus derechos pero también de sus deberes; a enseñarles la importancia del esfuerzo; a educarlos con autoridad y sin antoritarismo; a corregir siempre con cariño y comprensión, y a escucharlos siempre con atención.
¿Por qué será que en Allariz recuerdan con cariño a los salesianos difuntos Don Albino, Don Ángel, Don Cayetano?; y a Don Amable, Don Rosendo, Don Tomás?, ancianos, con vivos recuerdos de los alaricanos?
¿Por qué será que en la capital de Ourense recuerdan con cariño a los salesianos difuntos Don José Saborido, Don José Peiteado, Don José Lorenzo, Don Gregorio Crespo?, y a Don José Ivo, Don Gonzalo de Bernardo, Don Xulio César Iglesias?, vivos, con vivas acciones a favor de los ourensanos?
En Galicia, ¿quién no quiere a Don Bosco? Y Don Bosco quiere que te quieras y que quieras.
Este amigo de los jóvenes y de las gentes sencillas nos anima, hoy, a todos (jóvenes, adultos y ancianos; creyentes y no creyentes) a querer a los hijos, a los nietos y a los alumnos; a razonar todo aquello que les pedimos o exigimos; a hablarles de sus derechos pero también de sus deberes; a enseñarles la importancia del esfuerzo; a educarlos con autoridad y sin antoritarismo; a corregir siempre con cariño y comprensión, y a escucharlos siempre con atención.
¿Por qué será que en Allariz recuerdan con cariño a los salesianos difuntos Don Albino, Don Ángel, Don Cayetano?; y a Don Amable, Don Rosendo, Don Tomás?, ancianos, con vivos recuerdos de los alaricanos?
¿Por qué será que en la capital de Ourense recuerdan con cariño a los salesianos difuntos Don José Saborido, Don José Peiteado, Don José Lorenzo, Don Gregorio Crespo?, y a Don José Ivo, Don Gonzalo de Bernardo, Don Xulio César Iglesias?, vivos, con vivas acciones a favor de los ourensanos?
En Galicia, ¿quién no quiere a Don Bosco? Y Don Bosco quiere que te quieras y que quieras.
