¿RECORTES EN HUMANIDAD EN EL CHOU?

Hace unos días, mi esposa y yo vivimos el momento más feliz de nuestras vidas, el nacimiento de nuestro hijo. Teníamos puestas unas expectativas en ese día, queríamos que fuese especial, quizá único. Sabíamos que nuestro hijo iba a nacer por cesárea y que estaríamos hospitalizados varios días, pero desconocíamos que las estrictas normas del personal sanitario nos iban a resultar tan frustrantes.
En primer lugar, las horas antes de la intervención, desde las ocho a las once de la mañana, me obligaron a estar separado de mi nerviosa mujer, teniendo que permanecer en la sala de espera, por no ser 'horario de visita' en la planta. Cuando nos llevan a la zona de quirófanos no cambia mucho el tipo de atención; momentos antes de la operación me dejan pasar, pero no es hasta una hora más tarde cuando me dejan ver a mi esposa y mi hijo; en el pasillo, durante un minuto y en la cuna. ¿Sería tan difícil poderlo coger en brazos?

Pero sin duda lo peor fue que durante los sucesivos días, con mi mujer recién intervenida, dolorida, débil y con un bebé a su cargo, no pudiese estar con ella ningún día desde las ocho de la mañana hasta mediodía, momentos en los que más necesitaba compañía para levantarse de la cama y ducharse.

¿Tanto estorba un acompañante para que realicen la visita el médico o para hacer las camas? Entiendo que en los hospitales hay normas y que somos muchos, pero también creo que tenemos derecho a acompañar a nuestros familiares en momentos tan especiales.

Te puede interesar
Más en Cartas al director