Voltios 112, Voluntarios anónimos con nombre

La mañana empieza fría, el sol todavía esta remolón en su hogar, la noche da sus ultimas vueltas, las estrellas empiezan a desaparecer después de una larga noche. En un local, entran unos seres anónimos, seres que por amor al trabajo bien hecho y por amor a los demás, entran en una guardia, a vigilar que el día acabe bien.
 Están a la espera de una llamada, de una suplica de ayuda, de poder servir, de salir raudos y veloces con su ambulancia, con luces y sonidos, con ruidos molestos para unos, poesía celestial para otros; y, así, atender a una persona necesitada de ayuda en un momento de su vida, momento que siempre hay alguien 'de guardia' para responder. Llegan de nuevo a su local, a esperar una nueva llamada. Ese es el trabajo de profesionales, Bomberos, Policías, Guardia Civil, sanitarios y voluntarios como Cruz Roja y Protección Civil.

Un voluntario hace su trabajo. En la radio suena 'En mala hora', y en su larga espera sentado en una silla Voltios112 compone para sí mismo, para una música que ronda por su cabeza y está huérfana de una letra que la acompañe. Escribe en esos momentos de calma, tras los trances de tensión, tras los instantes de gritos y sufrimientos, de apuros en el difícil arte de conducir y más difícil arte de ayudar a quien lo necesita dándolo todo, todo lo humanamente posible. Siempre hay una mirada cómplice en el dolor ajeno, una mano tendida, de haber intentado ayudar y no haberlo logrado.

El teléfono suena nuevamente, un 'tráfico', varios heridos, los bomberos de camino, sale la ambulancia hacia allí. Sangre, aceite, hierros, cristales,  seres humanos tendidos entre ese ruin colchón en el asfalto.  Salen con la agilidad de la experiencia para ayudar sin pedir nada a cambio a quien en ese momento es un hermano y como tal lo ayudan.

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