Como ya afirmó en su momento el erudito Tomac de Varelokivich, 'para cualquier político, resulta tan cruel perder el poder como no alcanzarlo'.
Amarga situación en la que se encuentran cientos de alcaldes y otros cargos socialistas, tras la debacle del PSOE en los últimos comicios municipales y autonómicos del pasado 22 de mayo. Pasar de excelentísimo señor don Fulano de Tal a vulgar piltrafilla de partido o mindundi en la oposición, es terrible. Pero de llamarte don Anselmo, a Anselmillo el de la Tomasa, que tu exchófer ya no acuda a recogerte, te dé palmaditas en la espalda para animarte y añadiendo 'que son cosas de la política', o que tu fiel secretaria Angélica comience a tutearte sin el menor recato y con la mayor de las naturalidades, es peor para un profesional de la cosa pública que la mismísima muerte.
En el fondo, algo parecido, aunque a otro nivel, es lo que le está pasado por la cabeza de Zapatero. La decisión de adjudicarse una prórroga de un año para seguir pisando moqueta monclovita es una soberana insensatez de la que estará arrepintiéndose durante muchos años. Resulta muy duro reconocer que su gestión como presidente del Gobierno pasará a los anales de la historia como la más nefanda y desafortunada de toda la etapa democrática española.
La actitud de Rodríguez Zapatero da la sensación de que su única obsesión es encontrar un motivo por el cual ser recordado y pasar a la posteridad, y eso, que no es improvisable, por mucho que lo intente, jamás será posible. Alguien dijo que ZP no habia tenido amiguitos ni en el parvulario y posiblemente sea cierto. Los suyos, más que apreciarle y respetarle, sólo le han temido y soportado por mantener el puestecito.
Señor presidente, salió de la nada y a la nada deberá regresar pero en silencio y sin crear más problemas al país. Llegará un momento, no muy lejano, en la medida que crezcan las intervenciones y protagonismos del vicepresidente Rubalcaba, en que su figura y lo que usted representa no sirvan para nada, pasando a representar el papel de 'missing' (desaparecido) al ser declarado molesto e inutil para el sistema.
En el fondo, algo parecido, aunque a otro nivel, es lo que le está pasado por la cabeza de Zapatero. La decisión de adjudicarse una prórroga de un año para seguir pisando moqueta monclovita es una soberana insensatez de la que estará arrepintiéndose durante muchos años. Resulta muy duro reconocer que su gestión como presidente del Gobierno pasará a los anales de la historia como la más nefanda y desafortunada de toda la etapa democrática española.
La actitud de Rodríguez Zapatero da la sensación de que su única obsesión es encontrar un motivo por el cual ser recordado y pasar a la posteridad, y eso, que no es improvisable, por mucho que lo intente, jamás será posible. Alguien dijo que ZP no habia tenido amiguitos ni en el parvulario y posiblemente sea cierto. Los suyos, más que apreciarle y respetarle, sólo le han temido y soportado por mantener el puestecito.
Señor presidente, salió de la nada y a la nada deberá regresar pero en silencio y sin crear más problemas al país. Llegará un momento, no muy lejano, en la medida que crezcan las intervenciones y protagonismos del vicepresidente Rubalcaba, en que su figura y lo que usted representa no sirvan para nada, pasando a representar el papel de 'missing' (desaparecido) al ser declarado molesto e inutil para el sistema.
