Cientos de vecinos participarán esta tarde-noche en la elaboración de las alfombras florales

Celanova busca jóvenes para el Corpus

Los vecinos de la calle Emilia Pardo Bazán, durante el proceso de desojar flores en plena calle.  (Foto: Martiño Pinal)
En la semana previa al Corpus, las calles de la villa de San Rosendo recuperan ese sentimiento de cooperación vecinal de antaño. Las mujeres se reúnen, echan cuentas y son mayoría a la hora de preparar la materia prima que después se utilizará en la elaboración de las alfombras florales que guiarán la procesión. Con una media de edad que supera los 60 años, reclaman una mayor implicación de la gente joven, aunque después de veinte años trabajando aseguran que hay alfombras para rato.
Los trabajos comienzan cuando empieza a caer el sol y los comercios cierran sus puertas. Garajes, patios o bajos particulares, cualquier sitio vale para extender en ellas las cajas que contienen los millones de pétalos (de claveles y flores silvestres) que como cada año compondrán la alfombra del Corpus en Celanova. Un trazado de más de un kilómetro de extensión por las calles de la villa con la Praza Maior como punto de partida y llegada. En la calle Emilia Pardo Bazán, Rolindes Bernárdez es una de las veteranas. ‘Fai máis de vinte anos que comencei pondo unhas flores á porta do meu portal’, recuerda a la vez que deshoja, en plena calle del Paseo, un manojo de claveles blancos. ‘Daquelas non tiñamos onde pór as flores, así que as guardábamos no portal e o día seguinte tíñamos que dar insecticida porque os insectos subíannos ás casas’, recuerda en la tertulia anual en la que participa con sus convecinas.

Poco han cambiado los trabajos desde entonces. A comienzos de semana comienzan a llegar a Celanova los primeros paquetes con flores, mirto y también viruta. ‘Además de teñir el serrín, dedicamos un par de horas al día a deshojar las flores’, explica Darío Muñoz, uno de los pocos hombres que participan en esta tarea. ‘Yo estoy encantado entre tantas mujeres, que no me riñen tanto como la de casa’, bromea mientras mira de reojo a su esposa, que esta sentada a su lado. Junto a él, las jóvenes María, Rosana y Virginia dan un toque de juventud ‘entre tanto jubilado’, describe Muñoz.

Precisamente, la escasa implicación de la gente joven es uno de los temas que más preocupa en la parroquia. ‘De las cerca de 450 personas que colaboran, más de 300 son personas mayores de 45 años’, señala el párro co celanovés César Iglesias. Sin embargo, las ganas de colaborar de decenas de ‘abuelas’ como Rolindes, María, Manola o Milagros permiten que la tradición no se pierda. ‘En canto nós vivamos, seguirá habendo alfombras no Corpus’, asegura Modesta Arias.

No hay crisis


La lluvia caída en la última semana ha dañado muchos jardines caseros, principal fuente de recursos para elaborar las alfombras, por lo que este año vecinos y comerciantes han tenido que poner un fondo mayor para la adquisición de las flores. ‘Aunque la mitad de las casas están vacías, hemos conseguido cerca de 500 euros en donativos’, aseguraban las mujeres de la calle Emilia Pardo Bazán, quienes coinciden que ‘para hacer el manto floral no hay crisis’.

Mirando al cielo

Pasadas las seis de la tarde, los vecinos empezarán a dibujar las plantillas en las calles. Paso previo a la elaboración de los mantos donde se espera que colaboren los habitantes del resto de la villa, por cuyas calles no pasa la procesión. Tras la amenaza de lluvia del 2008, los celanoveses esperan que no se cumplan las previsiones de chubascos tormentosos del Instituto Gallego de Meteorología.

Te puede interesar