El presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, presidió la misa en San Salvador

La curia madrileña descansa en Celanova

Los miembros del Consejo Episcopal madrileño con Rouco Varela (centro) en su visita al Cristal. (Foto:  Marcos Atrio )
La misa de once en la iglesia conventual de Celanova contó ayer con un invitado especial. Ante unos pocos privilegiados, el arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela, presidió la misa acompañado por el obispo, Luis Quinteiro.
Los turistas que ayer visitaron el Monasterio de San Salvador se llevaron una gran sorpresa al constatar, que entre el grupo de una veintena de párrocos que presidía la misa de once del templo celanovés, se encontraba el arzobispo de Madrid, el cardenal Antonio María Rouco Varela. ‘Ha sido una sorpresa estupenda, para nada nos esperábamos verle aquí’, confesaba tras la misa y antes de continuar la visita guiada por el templo, María José Cid. Su amiga, Asunción Manresa añadía: ‘Somos de Madrid, pero curiosamente nunca habíamos estado en una eucaristía presidida por él’. La visita de Antonio María Rouco Varela a la provincia de Ourense está enmarcada dentro de una sesión de convivencia y trabajo que cada año los miembros del Consejo Episcopal de Madrid (unas veinte personas entre el cardenal, obispos auxiliares y vicarios) realizan fuera de la Comunidad. ‘Es un honor que hayan elegido la provincia de Ourense como sede de encuentro anual’, señalaba el obispo de Ourense, Luis Quinteiro Fiuza, quien recordó como Rouco Varela ya visitó la villa de San Rosendo hace tres años, con motivo del Año Jubilar de San Rosendo. La presencia del arzobispo de Madrid en la villa pasó inadvertida para buena parte de la población celanovesa, que ayer celebró el mercado semanal de los jueves. ‘Si hubiera sabido que estaba aquí, habría asistido a la misa’, coincidían un grupo de mujeres tras conocer la noticia. Más contentas estaban las celanovesas Pilar y Marina, ‘un párroco amigo nuestro nos avisó de que Rouco Varela estaba ofi ciando una misa en el templo y hemos venido a saludarlo’, confesaban a su salida de la sacristía. Los que sí asistieron a la eucarística fueron un grupo de ocho peregrinos catalanes. ‘Podía bendecirnos’, pidió sin éxito Ángel Chanca, mientras su compañera, María de los Ángeles Núñez, explicaba que ‘acabamos de terminar el Camino de Santiago desde Roncesvalles y hemos aprovechado estos días de fiesta para conocer la villa celanovesa’.

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