El médico Álvaro de Castro acaba de doctorarse en Filosofía por la Universidad de Santiago de Compostela con sobresaliente “Cum Laude” por su tesis doctoral “El pensamiento científico-humanístico del profesor Dr. Luis de Castro García (1912-1977)”. Un texto de más de 500 páginas, dirigidas por Fernando Julio Ponte Hernando, que busca reconocer la figura de un ilustre entrimeño y un abuelo al que no conoció.
¿Quién fue Luis de Castro?
Principalmente un médico humanista, quizás de los que más relevancia ha dado la provincia, y epidemiólogo. Fue fundador y primer presidente de la Casa de Galicia en Valladolid. Fue una persona polifacética y con un interés asombroso por formarse. Mantuvo correspondencia con Camilo José Cela, Miguel Delibes o Gregorio Marañón. Hizo aportaciones al estudio de la Sábana Santa y, hace 65 años, hizo una bella escultura de Nefertiti. Ya era médico militar en tiempos de la República y no participó en la sublevación, sino que entró en España en agosto del 36 procedente de Alemania. Esa es una de las cosas que más satisfacción me ha dado descubrir.
¿Se ha malinterpretado la Ley de Memoria Histórica en el caso de su abuelo?
No solo en el caso de mi abuelo, hay otros casos como en Vigo el de José Ramón de Castro, tío de mi abuelo y discípulo de Gil Casares. Creo que en muchas ocasiones se entiende torticeramente. Luis de Castro fue médico de la sanidad militar y supo lo que fue estar en el frente y evacuar a civiles y a soldados. Entrimo ha perdido una oportunidad para reconocer la interesante y relevante figura de Luis de Castro.
¿Habla en pasado?
Ya no espero nada del Concello del que fui concejal de Cultura seis años. La política para mí se ha convertido en un campo de trabajo de ciertos cerebros mediocres. La frase no es mía, cito a Nietzsche. Se han perdido muchas oportunidades para fomentar la cultura en este pueblo por el que Luis se desvivió, nunca renunció de sus raíces.
¿Cómo surgió la tesis?
En 2012 siendo concejal traté humildemente, con motivo de su centenario, de hacer alguna actividad y se me denegó por la autoridad competente. Fruto de la tenacidad, fui adquiriendo libros, recopilando testimonios porque vive mi tía-abuela, cuñada de mi abuelo y de Leopoldo de Castro García, a quien le han retirado la calle en Entrimo. En el año 2018, la familia presentó un escrito -sin respuesta- y he tardado menos de tres años en redactar una tesis, que no es un panfleto cultural. Un trabajo muy complicado porque he tenido que coordinar las residencias integradas de la provincia en la pandemia y sacrificar tiempo a mi familia. Que no quepa duda de que haré un libro divulgativo de mi abuelo. Me parece un digno y justo homenaje a quien no llegué a conocer.
