ENTROIDO 2015

“A los felos hay que salir a buscarlos"

OURENSE. 09.02.2015 TIOIRA, LAR DOS FELOS, REPORTAJE SOBRE ENTROIDO EN MACEDA: OS FELOS.  FOTO: MIGUEL ANGEL
photo_camera José Antonio Blanco, Pinto, un felo veterano. (MIGUEL ÁNGEL)

Entrevista con José Antonio "Pinto" Blanco, felo veterano de Maceda

A partir de hoy, y durante los próximos días de Entroido, La Región inicia la distribución entre sus lectores una colección de pegatinas en la que figuran los principales personajes del carnaval que pueden verse estos días por la provincia. La primera es el Felo de Maceda, localidad en la ya llevan días sintiendo los nervios propios previos a la fiesta. Las chocas ya sonaron este fin de semana pero, los días 14 y 15 casi cien Felos se reunirán para recorrer los pueblos del Concello. Una celebración que este año será especial por ser la primera tras la declaración de Festa de Interese Turístico de Galicia.

¿Cómo fue el proceso para lograr la distinción autonómica?

El conseguirla ha sido muy laborioso, un logro de muchos años y el apoyo y colaboración de mucha gente: vecinos, fotógrafos, prensa... Y este año la Xunta se abrió un poco más y ya tenemos los mismos galardones del triángulo mágico que, personalmente creo que es un cuadrado o más, porque en la provincia hay muchas más figuras.


¿Cómo es la relación con las otras figuras del Entroido ourensano?

Bien, siempre hay el típico pique, pero sano.

¿Qué destacaría de su Entroido?

Nuestro Entroido es diferente a los otros. El nuestro hay que buscarlo. Hay que visitar los pueblos, preguntar y pararse a escuchar a ver dónde repican las chocas. Es una fiesta de amigos y de familia, porque hay abuelos, padres, hijos, sobrinos... Pero no solo hombres solteros como antaño. Hace años que hay mujeres y, aunque requiere esfuerzo físico, porque el traje pesa lo suyo (30 kilos) y son muchas horas, ahí están.

¿Cuál es el origen de los Felos?

Hay varias hipótesis. Yo, después de leer varias, la que más me gusta es la que dice que el Felo trabajaba para el Conde de Maceda y este, tras pillarlo robando, lo expulsó de la villa y lo mandó a San Mamede.

¿Qué es ser un Felo para usted?

Un orgullo. Yo fui hijo de la emigración, estuve 11 años en Suiza pero siempre me picó el gusanillo. Con 12 años le quitaba el calzoncillo a mi abuelo y, con las guirnaldas del árbol de Navidad y un bote de melocotón vacío como chocas, salía a la calle. Un día, un poco más mayorcito, vino uno y me dijo una frase muy de Felo "faime falta un pé" y hasta hoy. Eso que el primer día que salí dije que no volvía.

¿Cómo son los días previos?

Tranquilos, con alegría y enseñando a los nuevos cómo es la fiesta. Cada año hay bajas, porque la edad no perdona, pero también hay altas. Aunque estas no se notan tanto porque por lo general son los niños que han venido con nosotros toda la vida y, de repente, un día te encuentras con que ha crecido y es un Felo con mayúsculas.

¿Qué tal es la respuesta que da la gente?

Muy agradable. Muchos ya llevan días preparando el recibimiento: que si los huevos para hacer la bica, que si el licor... Los vecinos están siempre esperando y, aunque en algunos sitios nos cierran alguna puerta, nos abren las ventanas. Son más reacios en la villa, ¡pero nos tienen que aguantar! Los vecinos siempre dicen que, si no hay Felos, no hay Entroido, pero desde la asociación siempre añadimos que "si no hay gente, tampoco hay Felos".

Un andar singular para hacer sonar sus cinco chocas

La Asociación de Felos da Corga da Serra trabajan desde hace años por la puesta en valor del traje y mantenimiento a rajatabla de las normas de vestimenta, con el objetivo de que las nuevas generaciones mantengan el Entroido local más ancestral. Son muchas las similitudes con otras figuras del Entroido ourensano, pero los Felos son meticulosos a la hora de resaltar las diferencias, comenzando con la altura de la chapa, más alargada que sus vecinos del triángulo mágico, hasta su desfilar, en el que solo necesitan andar para hacer sonar sus cinco chocas, frente a las seis que portan otras máscaras ourensanas.

Unos treinta minutos es lo que necesita cada Felo, de media y con ayuda de otro compañero, para vestirse el traje. Calcetines de lana blancos, medias y botas negras, camisa blanca, renglones de pompones de distintos colores y una colcha antigua con alrededor de la cintura o en su defecto una sábana, sobre un cinto del que cuelgan cinco grandes chocas componen la primera capa del traje.
Siguen con la corbata, la chaqueta corta de colores con adornos y, en la cabeza, una máscara de madera con piezas de cuero y piel de animal, adornada con la imagen de un animal oriundo de la Sierra de San Mamede y con un rabo de zorro en lo alto de la misma. En este punto, aseguran desde la asociación, es donde "han fallado" a la hora de mantener las tradiciones, puesto que es muy común ver entre las iconografías de los Felos de la zona imagenes de animales de otras latitudes, llámense toros, tigres o leones...

Varios collares, que antaño se pedían a las "mozas", completan su vestimenta a y, en la mano, un bastón que utilizan como arma intimidatoria.

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