Mariposas, cálices, flores, racimos de uvas y palomas fueron algunos de los diseños que ayer tiñeron de colores las calles más céntricas de Celanova. La villa de San Rosendo, que desde hace dos décadas compite en la elaboración de la alfombra floral más larga de la provincia, celebró ayer el Corpus Christi con la tradicional eucaristía y posterior procesión por el casco urbano.
La cita religiosa, que contó con una menor presencia de público que en años anteriores, arrancó a las 11,30 horas con la misa solemne en el interior del templo monacal. Con posterioridad, y al compás de los acordes de la banda de música, los niños de la primera comunión fueron abriendo la comitiva procesional que, seguida por fieles y vecinos, recorrió los 1,2 kilómetros de pasarela natural. Un recorrido que, debido a las altas temperaturas, fue más lento de lo habitual realizando breves paradas en las zonas de sombra para poder refrescarse.
Emocionados, los pequeños fueron rompiendo el diseño que con esmero y dedicación realizaron, en la madrugada del sábado al domingo, alrededor de 300 vecinos de la localidad. 'É un traballo moi sacrificado, pero ben merece a pena', confesaba un grupo de voluntarios, que a las 02,30 horas daba por finalizada la confección floral.
La de Celanova no fue la única explosión floral de la provincia. Vecinos de O Barco o Xinzo volvieron a decorar con alfombras florales sus calles más céntricas para el paso de la procesión del Corpus.
Emocionados, los pequeños fueron rompiendo el diseño que con esmero y dedicación realizaron, en la madrugada del sábado al domingo, alrededor de 300 vecinos de la localidad. 'É un traballo moi sacrificado, pero ben merece a pena', confesaba un grupo de voluntarios, que a las 02,30 horas daba por finalizada la confección floral.
La de Celanova no fue la única explosión floral de la provincia. Vecinos de O Barco o Xinzo volvieron a decorar con alfombras florales sus calles más céntricas para el paso de la procesión del Corpus.