Los titulares de los terrenos soportan colas de hasta cuatro horas para renovar el registro rústico

Los vecinos de Verea se concentran a las siete de la mañana para pedir cita para el Catastro

 Los vecinos del Concello de Verea soportan colas de hasta cuatro horas en el local social. (Foto:  Miguel Ángel)
Colas de hasta cuatro horas, es el tiempo medio de espera que cada día tienen que soportar los vecinos de las diferentes parroquias del Concello de Verea, obligados a actualizar las fincas de su propiedad dentro de la revisión del catastro rústico municipal. Hace dos meses, el concello de la comarca de Terra de Celanova iniciaba los trámites que le permitirán actualizar e informatizar un registro de terrenos que, en palabras del alcalde, Juan Antonio Martínez, ‘estaba bastante mal feito’.
Los vecinos de las distintas parroquias de Verea llevan dos meses levantándose antes del amanecer para poder coger cita para la renovación del Catastro de Rústico del Concello, gestión que está realizado la empresa Ditecar S.L. para la actualización e informatización de las fincas rústicas del ayuntamiento. Al no existir el sistema de cita previa, los vecinos se agolpan a las puertas del local social de Verea desde las siete de la mañana, para garantizarse que ese día van a sera atendidos.

‘Hoy llegué a las nueve menos cuarto y había más de 15 coches en la plaza. Tengo el número 174 y, a las once y media todavía estoy esperando’, relataba Rosa Suárez, que añadía que ‘esta es la segunda vez vengo. El primer día me fui con las manos vacías, pero no por las chicas que son eficaces y tienen una paciencia increíble, sino porque el número de personas que acude a las oficinas es tan elevado que requiere, por lo menos, otros dos operarios más’, señalaba.

El caso de Rosa Suárez no es único, José Rodríguez llegaba unos minutos antes y se hacía con el numero 169. ‘Veremos si me atienden, no lo sé’, confesaba con una carpeta de papeles en mano. Las horas pasan y el goteo de gente es continuo. ‘Hay quien espera dentro, otros salen y toman el aire o directamente se van a tomar algo y regresan más tarde. Lo cierto es que venir aquí es echarse toda la mañana. Y si tienes algo que hacer, irremediablemente lo tienes que dejar para otro momento’, añadía Manuel Suárez.

Lo que parecía un sencillo trámite se está convirtiendo en una pesadilla para los vecinos. ‘No está resultando una tarea fácil porque los datos del antiguo catastro se obtuvieron preguntando a los vecinos y no a los verdaderos propietarios de los terrenos, por lo que ahora no hay quien se entienda’, relata José Rodríguez. A los problemas con la burocracia, hay que añadirle las peculiaridades de cada caso. ‘Esta es la tercera vez que vengo y me tocará volver una cuarta porque, pese a tener hecha la partición desde hace tiempo, en los papeles todavía aparecemos todos los hermanos como propietarios’, añadía una vecina.

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