Cambreling y los Kabakov, derechos al alma con un 'San Francisco' meditativo

La única ópera de Messiaen, 'San Francisco de Asís', una grandiosa epifanía de música y espiritualidad. Foto: Javier del Real
La parábola musical que es 'San Francisco de Asís' 'engancha' a quien la escucha y le catapulta a una dimensión distinta del tiempo, según el director Sylvain Cambreling y los artistas Emilia e Ilya Kabakov, responsables de la 'carretera hacia Dios' que el Real 'abre' en la Casa de Campo el 6 de julio.
La única ópera compuesta por el francés Olivier Messiaen (1908-1992) es un reto a y en todos los sentidos: casi seis horas de introspección musical y espiritual a través de la vida del santo con 261 intérpretes en escena, entre orquesta, coro y solistas, a los que hay que sumar varias decenas de pájaros.

Para el 'recogimiento' de semejante despliegue, los Kabakov idearon en 2007, cuando el actual intendente del Real, Gerard Mortier, quiso estrenarla en la Trienal del Ruhr, una cúpula de 22 toneladas con 1.400 fluorescentes que iluminan la vida del 'poverello' -como se conoce al de Asís-.

'Nuestra idea -explica a Efe Emilia Kabakov- fue mostrar una imagen pura, que fuera una metáfora visual de la ópera de Messiaen, un entorno que fuera un expositor de sus ideas musicales'.

Entienden que ya que se trata de 'una revelación religiosa', una cúpula, algo tan 'reconocible' para cualquiera, era 'la mejor imagen'.

'Tradicionalmente, la cúpula ha sido la salida, la espita de grandes esperanzas, sueños y plegarias. Es la carretera imaginaria hacia la conexión directa con Dios', resumen sobre la estructura de 13 metros de diámetro por 14 de altura que crearon para el Ruhr y que luego decidieron comprar.

Para las cinco representaciones que se han programado en el Arena de la Casa de Campo, lugar elegido tras desechar por problemas con la refrigeración la Caja Mágica, se les planteó un problema adicional: la orquesta no ve al director.

'Mortier es extremadamente creativo y resolvió inmediatamente el problema -con pantallas-. Trabajar con él es siempre un placer, un privilegio y un orgullo', tanto que han decidido cederle gratis la utilización de la cúpula para este montaje.

'Creemos que es la reencarnación de Djagilev (1872-1929) -empresario teatral ruso- y el mejor director artístico y empresario actual', alaban.

El matrimonio Kabakov decidió que quería en escena también pájaros vivos porque 'son una fuerza misteriosa y una gran parte' de la música del compositor, organista y ornitólogo.

'No pensábamos en que se convertirían en participantes reales en el espectáculo. Sin embargo, de repente, comenzaron a cantar siguiendo la música. Eso es justo lo que podríamos llamar 'milagro'', dice.

Creen que cualquiera que ame la música está preparado para aceptar la sutileza de esta ópera en todos sus matices y disfrutar de ella visualmente y emocionalmente, y, además, si se es religioso, 'como un creyente'.

Al francés Sylvain Cambreling (Amiens, 1948), que ha dirigido ya 25 veces esta obra, la concepción de los Kabakov le parece 'muy, muy, muy bella, a la vez que impresionante por sus dimensiones', la 'más especial' de todas en las que ha participado.

'Se da la posibilidad al público de estar muy concentrado, de escuchar la música, en una escenografía que provoca la meditación, el pensamiento. El público va a gozar mucho porque la música de Messiaen 'engancha', es mágica', asegura en una entrevista con Efe.

Cambreling desvela que el verdadero 'desafío' en esta obra 'religiosa pero no litúrgica' es que el espectador 'entre en otra dimensión del tiempo, que se olvide del entorno'.

'Que transcurra semejante duración sin aburrir controlando los tiempos para que cada vez despierte más interés', detalla.

Aunque hay quien dice que más que una ópera es un oratorio, Cambreling, que en la próxima temporada dirigirá en el Real 'Pelleas et Melisande', afirma que sí lo es porque es una 'historia', en la que se sigue la evolución del personaje a través de episodios de su vida, aunque sea también una invitación a la meditación y la reflexión.

'San Francisco de Asís', explica, habla de que es posible transformar todas las experiencias en amor, como representación de la divinidad.

'Para un espectador que no sea religioso no puede suceder otra cosa más que ser magnetizado por la personalidad de San Francisco', asegura.

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