El COB volvió a morir en la orilla, esta vez en Pamplona, y dejó escapar otra oportunidad de salir de la zona baja de la clasificación de la LEB Oro

Año nuevo, penas viejas

Múgica y Ogide pelean el balón con Mario Cabanas, ayer en Pamplona. (Foto: SANTIAGO ZUZA (DIARIO DE NAVARRA))
A poco o nada sabe competir cuando uno es el colista. La evolución es positiva y los dos últimos meses del COB son igual de buenos que los del resto de equipos de la Liga, su problema es que esos méritos son inútiles cuando te lastra el pasado y estás obligado a hacerlo mejor que los demás para superarlos.
En Pamplona pasó lo mismo que en Lugo o Melilla, el COB se quedó corto. No fue peor que su rival e hizo los mismos méritos para ganar pero volvió a perder. Eso es lo único que cuenta y sólo la derrota del Melilla evita males mayores porque Huesca y Cáceres sí ganaron y evitar el play off de descenso para los ourensanos es ya una quimera.

Eso es lo peor de partidos como el de Pamplona, la clasificación. Que si remontar o que si mejorar las pérdidas, que si dominar el rebote, que si mala suerte, que si patatín, que si patatán... el COB sigue colista y la mitad de la Liga se ha esfumado.

El trabajo realizado es loable y tangible pero la duda es saber si resulta suficiente para conseguir el objetivo. Para competir e incluso ganar partidos se ha visto que sí. Evitar el descenso es otra historia cuando la pelea es ya cosa de dos y el otro tiene el doble de presupuesto y la firme decisión de salvarse cueste lo que cueste.

Lo de Pamplona fue similar a lo vivido en Lugo. Un COB que supo mantenerse siempre en el partido aunque hiciese la goma en tres ocasiones. Starosta, Sanz y Douglass se bastaron para mantener arriba a su equipo en la primera mitad. En el COB fue Julio González el único constante porque Barbour y Kedzo fueron perdiendo fuelle y los bases no aparecieron en ataque.

En el tercer cuarto cambió la película. Mejoró el COB atrás y le dio la vuelta con un trabajo lento pero fiable. Con un poquito de Múgica, otro poquito de Serrano, las primeras canastas de los bases y siempre con González y Ogide.

Faltaba completar el trabajo y ahí es donde sigue pinchando en hueso el COB. Sanz ya no aparecía pero reapareció Starosta para arreglar todos los problemas del Navarra. El checo abusó una y otra vez en la zona pero el COB siempre tuvo respuesta. Primero con Barbour y luego con Ogide, que incluso pareció forzar la prórroga con tres segundos por jugar.

Poco tiempo pero suficiente para clavarle una puñalada más a un COB desgraciadamente acostumbrado a las penas. Despiste defensivo y canasta de Douglass para cerrar otro partido del que tomar nota. Que ratifica lo que ya se sabe. Año nuevo y la misma miseria para un COB que de nuevo sale del partido impotente, resignado. Las ganas y los méritos no dan de comer y lo Reyes no dejarán nada en el Paco Paz que ayude a cambiar el sino del equipo ourensano. El próximo rival, Palencia, a domicilio.

Te puede interesar