El Ourense, que ya no marca ni de penalti, entrega la cuchara lastimosamente en Luanco

Bajada de brazos

Entrar en el partido con cinco minutos de retraso tiene estas cosas, que tienes que nadar contra corriente. Si encima fallas un penalti al borde del descanso, como el que se falló, y bajas los brazos con el 2-0, el resultado es una triste derrota contra un rival directo. Mucho más triste es la situación en la tabla, de nuevo en puesto de descenso.

A las cinco comenzó el partido. A las cinco lo comenzó el Marino, a las cinco y cinco los ourensanos. A los cuatro ya iban por debajo en el marcador, claro.
En ese escaso periodo de tiempo, Nacho ya había rematado dos veces en las narices de los centrales y Pablo Lago le había hecho un roto a la defensa y había fusilado a Taranilla. Mal comienzo.

Poco que decir cuando tanto entrenador como presidente como jugadores coinciden en que fue el de Luanco uno de los peores, si no el peor, partido del Ourense fuera de casa. A lo que se ve en Alcorcón agotaron el cupo de las ocasiones de gol, porque en Asturias apenas si olieron la meta de Guillermo.

Un saque desde la esquina que cabeceó a bocajarro Lozano y sacó el guardameta fue lo poco potable de un Ourense que cuando ya pensaba en el descanso se encontró con un penalti. Aloisio se encaminó para patear y lo hizo a la derecha del portero, a media altura, que le cazó el disparo. Lo que faltaba.

La segunda parte será mejor lanzarla al mar con una piedra bien gorda. Ya pudo haber sentenciado Nacho cuando encontró un boquete en la defensa y lanzó cruzado a medio del palo. Poco después, mientras el Ourense se perdía en pases sin profundidad, en intentonas que a ningún sitio llegan, Pablo Lago hacía lo que quería y se gustaba tanto que intentaba colocar la pelota en la escuadra, sin éxito.

Tomé movió ficha y sentó a Aloisio para dar entrada a Juan Estévez. Antes de que el canterazo entrase en calor, un discutible derribo sobre Pablo Díaz era señalado como penalti. Lo lanzaba un delantero, Pablo Lago, y marcaba, dos veces dado que tuvo que repetir.

Y se acabó. El Ourense bajó lastimosamente los brazos y encajó la segunda derrota del año, igualmente ante un rival directo, un Marino que ya le ha adelantado en la tabla.

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