La selección rumana de remo medallista en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en el 8 con timonel repite concentración en el CERLAC, en Laias
No entender rumano obliga al filtro del traductor (al inglés). Por el camino quizá se pierda parte del mensaje pero cuando amagan las lágrimas el discurso es universal. Roman Mircea (Constanta, 3 de abril de 1952) se emociona cuando habla de los esfuerzos a los que obliga querer conseguir resultados con menos recursos.
"Estamos aquí porque nos lo paga el Comité Olímpico, la Federación de Remo no tiene dinero", empieza a desvelar un señor con físico imponente y que impresiona ya cuando da la mano al saludar: "En los Juegos de Río fuimos medalla de bronce en el 8 con timonel . ¿Sabes cuantas mujeres hay en Rumania para esta disciplina? 12. Fuimos novenas en el doble femenino. ¿Sabes cuantas mujeres hacen este modalidad en nuestro país? Dos, estas dos. No hay más".
No es casualidad ni talento. Horas y horas de entrenamiento: "En Rumanía el deporte es vital. La diferencia con otros países es que no hay dinero y te agarras al deporte como sea. Aquí no hay objetivos a largo plazo. Tienes que ganar la próxima competición para que sigan apostando por ti. No hay otro camino".
Mientras habla Mircea lo escucha Antonio Marques, el director del Centro de Entrenamiento de Laias, Arnoia y Castrelo de Miño (CERLAC): "Antes de ir a Río les dije que volverían con una medalla y la consiguieron. Si tienen los medios para entrenar, su 8 con timonel será oro en Tokio 2020. Acuérdate de lo que digo".
Marques observa a diario desde la ventana de su despacho cómo entrenan los mejores equipos y selecciones del mundo de remo. En Laias no hay domingos. Hoy llega la selección de Bielorrusia y estará siete semanas.
Rumanía está cinco preparando el Campeonato del Mundo de este verano en Racice (República Checa): "Este centro es ideal. El tiempo es perfecto, la temperatura del agua, la línea para entrenar (los 22 kilómetros de los que dispone el CERLAC para remar), el hotel, el gimnasio, las aguas termales para recuperar. Todo es perfecto aquí y además quienes lo dirigen son expertos en este deporte, eso ayuda mucho". Y añade: "Algo habrá tenido que ver en los resultados que tuvimos en Río".
No es un deporte más
Representan a un deporte que en su país es tradición y también éxitos recurrentes. La ministra de Deportes es Elisabeta Lipa, la remera con más medallas en la historia de los Juegos. ¿Cuántas? Mircea se ríe y el traductor, Cosmin, tira de móvil (tiene ocho y cinco son de oro): "Quizá nos ayude un poco más al remo por ser quien es, pero nada es fácil".
No se refiere al remo: "Rumanía intenta mejorar pero hay muchas peleas políticas. Es un poco como aquí, pero allí entre el partido social democrático y lo que aquí se llama Podemos. Está gobernando el centro izquierda y son las personas más ricas del país. No son un buen ejemplo".
El deporte está en medio: "Representamos a la Rumanía real, a nuestro país tal y como es. Entrenamos con el corazón y sabemos que cada éxito es un éxito para nuestro país".
Cercano, sincero.
Da la mano y enfila el comedor para reponer fuerzas. Por la tarde toca volver a entrenar: "De Ourense no conocemos nada más que esto. Estamos aquí para entrenar. En cinco semanas como mínimo haremos 1.000 kilómetros con cada equipo". Las medallas no se regalan. Mucho menos en las Olimpiadas.
Druncea, medallista en gimnasia y en remo
Ocho reman y una dirige. La timonel del equipo rumano bronce en Río de Janeiro es Daniela Druncea (Buftea, 2 de noviembre de 1990). Con 16 años ya era medalla de bronce en el Campeonato del Mundo.
Pero no de remo, de gimnasia:"Empecé con cuatro años y seguí porque a mis padres les gustaba que hiciese gimnasia. Entrenábamos ocho horas al día". Tras la gimnasia empezó en el remo: "No creo que tenga ventajas o desventajas por haber hecho antes otro deporte. Es todo cuestión de disciplina y dedicación".
Ahora, en su palmarés, tiene dos medallas de oro en Europeos, una plata y un bronce en Mundiales y el bronce olímpico en Río. Es más que la timonel del equipo: "Intento transmitirle a las compañeras lo que se siente cuando tienes la recompensa del triunfo, lo que significa para los que te ven por la televisión desde tu país". "Unas escuchan más y otras menos. Son jóvenes", comenta su entrenador. Ella recuerda lo que le dijo Antonio Marques semanas antes de las Olimpiadas: "Estaba llorando y me dijo que seríamos medalla. Tenía razón".
