El rojo se hizo general en la grada del José Arjiz, aunque unos y otros apoyaban a bandos distintos

Día de sol y fiesta

Un Guardia Civil, ante un grupo de aficionados. Las Fuerzas del Orden tuvieron que situarse en la esquina del José Arjiz para controlar el lanzamiento de globos. (Foto: Xesús Fariñas)
Tarde animada la vivida en el José Arjiz ayer. Era la gran fiesta del fútbol provincial. Se enfrentaban Verín y C.D. Ourense y nadie quería perdérselo. Las banderas rojas -aquí hubo conflicto porque ambos conjuntos tenían el mismo color de referencia- cubrían la grada, aunque unas ondeaban hacia un lado y otras hacia el contrario.
Un sol de justicia en la primera parte que llevó a los que pudieron a buscar el refugio de la solanera, el resto aguantaron estoicamente el siroco, que se atenuó en la segunda mitad para todos -los jugadores también tuvieron que pasar lo suyo-.

Los gritos de ánimo se sucedían, ora hacia un bando ora hacia el otro, aunque los que más vibraron, resultado manda, fueron los locales, que aunque no quieran decirlo, disfrutaron de lo lindo con una victoria trabajada y que a punto estuvieron de perder en el último momento.

Al final, alegría desatada en la afición verinense. Un seguidor que propone que se haga la ola a los jugadores y, ni cortos ni perezosos, saltan la valla y, con permiso de la autoridad, se sitúan a ambos lados de los de Peluso para rendir pleitesía. Merecido.


La guerra de los globos entretuvo al árbitro
Hasta cuatro paradas del juego realizó el colegiado y siempre por el mismo motivo -hubo más, pero fruto de faltas y dolores varios, especialmente verinenses en los últimos minutos-. El caso es que los seguidores del C.D. Ourense tomaron la esquina del fondo del campo y enviaron de cuatro en cuatro globos rojos al césped, y cada vez que esto ocurría, llamada del árbitro al delegado del José Arjiz, que acudía presto a poner orden y retirar los ’elementos indeseados’. La guerra de nervios continuó en el segundo tiempo hasta que el colegiado decidió que quien tenía que ir a esa esquina era la Guardia Civil; dicho y hecho, se acabaron los globos.


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