La San Martiño se va convirtiendo poco a poco en una buena excusa para rentabilizar alguno de los disfraces guardados en el armario
Para acortar el tiempo entre un Martes de Entroido y el siguiente uno tiene varias excusas para disfrazarse. Despedidas de solter@, carnavales de verano, cumpleaños temáticos. También la San Martiño. Porque cada vez hay más ourensanos que deciden abrir su armario, desempolvar algún disfraz y lanzarse a correr los diez kilómetros de la popular de Ourense vestido de romano. O de Borat.
Este año, la serpiente multicolor (expresión icónica) que cada año se adueña de las carreteras de la ciudad ofreció atuendos para todos los gustos. Desde 'Carrabouxos' (un fuerte aplauso), hasta bailarinas de ballet, pasando por un esquiador (ídolo pop) o un granjero que recordaba a Van Gogh. Esa clase de cosas que nos recuerdan con que si hay algo que tenemos en Ourense es ingenio. Y buen humor.
