El CD Ourense no puede cambiar el destino, que le tenía reservada una plaza en la Tercera división

Estaba escrito

Miguelón, el utillero, no puede reprimir las lágrimas. (Foto: Daniel Atanes)
Estaba escrito. El CD Ourense no podía luchar contra el destino. Estaba escrito que los rojillos iban a ganar, pero que también el Santa Brígida. No era necesaria tanta crueldad, en el descanso el que vencía era el San Isidro. Llegó el lobo, cuando ya era tarde para escapar. Los ourensanos bajan a Tercera división.
Se acabó la agonía, el CD Ourense está en Tercera división. El lobo apareció cuando ya era tarde para escapar. Tuvo siempre las orejas grandes, pero siempre encontraron los rojillos un recoveco por el que esquivarle. Así lo hicieron la temporada pasada, y la anterior. Unos rasguños pero nada más. Esta vez no, esta vez el lobo se los comió.

Intereses aparte, y fe a un lado, el destino tenía escrito que tanto Ourense como Santa Brígida iban a ganar el último partido. A los rivales ni les iba ni les venía, dinerillo en maletines aparte. Y esa posibilidad convertía al CD Ourense en equipo de Tercera. Y esa posibilidad se dio.

Los ‘Romero boys’ empezaron el partido definitivo en Tercera, consiguieron el gol de la victoria contra el Alcorcón a los seis minutos, cuando Víctor Blanco mandó a su propia puerta un centro hacia atrás de Álvaro, y a los 11 se encontraron con que el San Isidro golpeaba primero. Seguían siendo de Segunda B.

Debieron ser los minutos que anteceden a la muerte. Dicen que el moribundo mejora notablemente horas antes. Un par de sustos de los madrileños pero la cabeza de todos estaba en Tenerife. Llegaba el descanso, 1-0 y 1-0. Perfecto. Alegría contenida.

Todavía en el descanso de O Couto llegó la igualada del Santa Brígida. El Ourense seguía siendo de Segunda B pero estaba pisando un andamio que no paraba de moverse. Hasta que resbaló y cayó, 1-2 en el campo del San Isidro. Nada que hacer, el lobo se salió con la suya.


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