El atleta ourensano se impuso en la San Martiño y confirma su enorme nivel tras cuatro años sin competir

Fernández 2.0, la versión mejorada de un campeón

El atleta ourensano Alejandro Fernández cruza la línea de meta en primera posición.
Suena el despertador. Son las ocho de la mañana (08,00 horas). Ha llegado el día de la carrera. Su día. Le costó coger el sueño pero nada salir de la cama. Hoy no es madrugar.
Una tostada, medio plátano y mochila al hombro. 'Normalmente la dejó preparada el día anterior pero esta vez no. La hice al levantarme', dice el ganador de la 36 edición de la San Martiño. 'Nunca desayuno mucho antes de las carreras. Lo importante para la carrera es la cena del día anterior. Es la que te da la energía que necesitas. La verdad es que no fue nada especial, tortilla y calamares', añade.
A las 09,15 llega el primer contratiempo. 'Me dí cuenta al llegar al garage que el coche estaba en la reserva', comenta. Ningún problemas. Nuestra Señora de la Sainza-Os Remedios, respostaje incluido: 15 minutos.
Calentamiento (09:35): 'Hay que poner el músculo a tono. Un poco de calentamiento, unos estiramientos, algo de movilidad articular, unas progresiones...'. Y todo listo. Empieza la carrera: 'Hacía mucho tiempo que no me ponía tan nervioso'.
No le importa quienes estén a su lado ni donde estén los demás favoritos. Se dirige a la salida y sólo piensa en 'ponerme adelante de todo para evitar cualquier tropezón absurdo que te pueda estropear el entrenamiento de muchos meses'.
Salida (11,00). A los 100 metros ya está en cabeza de carrera. El día anterior lo había desvelado en la previa de La Región y corrió con las cartas boca arriba. Tiene que llegar en solitario para ganar y lo hará. ¡De qué forma!. Tira y tira desde el inicio: 'En la primera bajada al puente romano me doy cuenta que estamos solos Lolo -Penas- y yo'. Y es sólo el principio: 'No fue de golpe. No se descolgaba pero notaba que poco a poco iba perdiendo metros. Tenía la duda de si sería una estrategia psicológica pero no importaba porque no podía cambiar mi forma de correr'.
A las 11,15 ya es el favorito indiscutible: 'En una de la pisadas en la alfombra para controlar los chips escuchó el pitido de Lolo ya bastante atrás'. Y a las 11:25 es el vencedor aunque le quede un paseo triunfal de dos kilómetros: 'En Las Lagunas ya es calle abajo y hacia abajo corre todo el mundo. Me notaba muy bien y sabía que sólo me quedaba apretar los dientes hasta la meta'.
Es su momento de gloria, 'uno de los más bonitos de mi vida y no sólo en el atletismo'. Imágenes que nunca olvidará (11,29): 'Si fuese en sprint no me habría dado tiempo pero al ir escapado pude disfrutar de la llegada. No me puedo quedar con algo en concreto. Fue todo precioso, increíble. Es un subidón de adrenalina tremendo. Oía mi nombre por todos lados pero no por el dorsal. La gente me animó muchísimo durante todo el recorrido y notaba que estaban identificados. Es como lo había soñado muchas veces en la cama'.
El punto y final a una carrera que acaba con más de dos décadas sin triunfos locales: 'Cualquier atleta ourensano debe tener como objetivo vivir en algún momento de su carrera lo que yo he vivido. Hacía más de 20 años que ganaba un ourensano la San Martiño y el año que viene estaré ahí para intentar conseguirlo otra vez'.
Es la guinda una temporada inolvidable. El regreso a la competición de un atleta que nació con don y que regresa para quedarse. Para confirmar en la segunda intentona que puede estar con los mejores a nivel nacional. Que puede ser el mejor: 'Después de cuatro año sin correr, tengo la ilusión de un juvenil. Lo bueno del deporte es que siempre te propone nuevos retos y yo ya los tengo'.
Esta mañana volverá a sonar el despertador pero cuando despierte el sueño se habrá hecho realidad. Para él y para su familia: 'Mi padre estaba muy emocionado y mis amigos creo que muy orgullosos de mi. Mi padre veía que no entrenaba y que no encauzaba mi vida. Ahora sé que está contento'. Con ellos lo celebró (15,30) en un restaurante del centro comercial Ponte Vella.
El punto y final a una jornada que no olvidará. El inicio a una nueva etapa que no abandonará. Es Alejandro Fernández.

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