Kale es la clave

 (Foto: Álex Lara)
Fue el último fichaje y el más esperado. El jugado llamado a ilusionar a una afición a la que había convencido en su anterior etapa y demasiado castigada por los resultados en la campaña anterior.

Kale es importante pero no una estrella. No puede asumir ese rol. Su juego no le permite ser una referencia para el equipo. Es un extraordinario comodín, un complemento cotizado y con caché en la LEB Oro.

El COB puede esperar de Kale y debe exigirle intensidad máxima en las dos zonas. El pívot responderá rondando siempre las dobles figuras. Kale tiene que rondar siempre los 10 puntos y 10 rebotes pero nunca jugando con el balón en la mano para tratar de generar ventajas y dominar a sus pares en el uno contra uno.

En Ourense la referencia era Salva Arco en el perímetro y en el juego interior primero se intentó que lo fuese Onyekwe y luego Starosta. La temporada siguiente, en Lleida, llevaban el peso del equipo en ataque jugadores como Marcus Norris o Jason Detrick y en la zona se aprovechaban de ello Kale y Ramsdell. Más de lo mismo la pasada campaña en A Coruña cuando llegó Hernández Sonseca y permitió a Kale jugar a su lado, lo que multiplicó sus números.

Los numeros de Kale son similares en las cuatro temporadas que lleva en España pero ahora está más incómodo y errático. La baja de Morentin lo condiciona todavía más y su rendimiento es irregular y decreciente. Su equipo lo necesita si quiere crecer colectivamente.
Blando en las acciones cerca del aro, desquiciado cuando no le entran los primeros tiros, inconsistente en defensa y en Andorra incluso criticable en la exigencia. Kale puede y debe dar más aunque sus características le impedirán hacerlo si tiene que asumir protagonismo.
Kale debe ser más contundente bajo al aro porque es el único pívot capaz de ser notable ahí pero el COB debe rediseñarse con los fichajes para sacar todo el zumo que ahora tiene la plantilla. Puede hacerlo y Kale debe ser clave en ese cometido.

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